La democracia hay que celebrarla. Porque democracia es sinónimo de igualdad, justicia, libertad, pluralidad y derechos humanos. Son cuestiones fundamentales, sobre las que no hay ni puede haber debate posible. Porque la democracia no se debate ni se cuestiona. La democracia se defiende. Y los ayuntamientos, como administración pública más cercana a las personas, debemos ser la primera garantía del cumplimiento de sus valores y promoverlos, a través de mecanismos de participación ciudadana. También tenemos la obligación de exigir al resto de entidades supramunicipales los esfuerzos necesarios para que el Estado del Bienestar llegue a todas y a todos, en igualdad de oportunidades.

Los ayuntamientos democráticos cumplimos 40 años y hay que celebrarlo. Con alegría pero sobre todo con el convencimiento de que debemos cuidar y defender esa democracia por la que tantas personas han luchado y trabajado. Cuatro décadas en las que alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas, funcionarios y funcionarias han hecho, junto a la sociedad civil, que la Vall d'Uixó avance. En estos 40 años hemos progresado gracias a la democracia y desde aquí quiero dar las gracias a todas las personas que, bien desde la política, el activismo o el anonimato, han contribuido a que hoy disfrutemos de unas libertades por las que muchos murieron y sufrieron durante la guerra civil y el franquismo.

En este sentido, la pasada legislatura cerramos uno de los capítulos más oscuros de la historia de España en nuestra ciudad con la retirada del símbolo franquista de la plaza de la Paz, en cumplimiento de las leyes de Memoria Histórica y Cultura Democrática promulgadas por el Gobierno de España y la Generalitat Valenciana. Es el ejemplo de como todas las administraciones públicas podemos trabajar por dignificar la memoria de nuestros pueblos y unir en lugar de separar. En pleno siglo XXI no podíamos tener un monumento de exaltación del fascismo en pleno centro de nuestra ciudad. Por dignidad y porque creemos y defendemos los valores de la democracia.

Debemos seguir cuidando la democracia y trabajando por ella, porque desgraciadamente en los últimos tiempos sufrimos la amenaza de la ultraderecha. No podemos dar ni un paso atrás, porque los derechos y libertades de los que hoy disfrutamos han constado mucho de conseguir. Demasiado en algunas ocasiones. Y porque se abren ante nosotros retos de presente y de futuro (la violencia machista, el cambio climático, la consolidación del Estado de Bienestar, los totalitarismos, entre otros muchos) que solo podremos superar de la mano de los valores democráticos.