C uando el 27 de marzo de 1974 Franco le dijo literalmente a Henry Ford II que «amén», pocos pensaban que la multinacional del óvalo iba a tener el peso que, cuatro décadas después, representa dentro de la economía valenciana. Aquella farragosa negociación hizo de València sede de un gran fabricante de automóviles, pero también fue el germen de todo un clúster industrial ligado al automóvil que, además de servir componentes a esta factoría, exporta a todo el mundo e incluso se ha deslocalizado siguiendo a otros fabricantes. Tecnología, tejido industrial y empleo de alta productividad con salarios por encima de la media.

Hoy, la foto fija de este conglomerado industrial en la C. Valenciana muestra un conjunto de 112 empresas, con un volumen de negocio global de 12.432 millones de euros, lo que representa prácticamente el 12% del PIB regional. Además, el automóvil se ha convertido en un motor de empleo con cerca de 29.800 puestos de trabajo, más del 10,5% del empleo industrial de la C. Valenciana, según datos del clúster de la automoción AVIA. No solo eso: el sector creado en torno a Ford es la clave de bóveda del boyante comercio exterior valenciano, con un peso sobre las exportaciones totales cercano al 23%.

Si «el coche es la industria que ha cambiado el mundo», como dejó dicho el histórico presidente de AVIA, Emilio Orta, fallecido en 2018, en el caso de la C. Valenciana este sector contribuyó a dar la vuelta a la base económica de su entorno. En unas comarcas estrechamente ligadas al cultivo de la naranja, la llegada de Ford generó algunas tensiones con propietarios que se negaban a vender sus parcelas a la compañía, según relataba recientemente un documental del Ayuntamiento de Almussafes por el 40 aniversario. Este enclave se impuso a Puçol y Zaragoza, y se compraron o expropiaron 636 hectáreas en los términos de Picassent, Silla, Benifaió y Sollana, además de Almussafes.

«Mucha gente estaba en contra, incluso en la facultad. Pensaban que Ford era un paracaidista, que no tendría ningún impacto en la estructura de la economía. Las multinacionales no tenían muy buena prensa. Como hemos visto, no ha sido así, sino que ha contribuido con un cambio radical no solo a esa zona sino a la economía de toda la C. Valenciana», valora Jordi Palafox, catedrático de Historia Económica de la UV.

Inaugurada en 1976, Ford fue la primera multinacional automovilística que, sin socios locales, se instala como tal en España. La gran demanda de empleo hizo que muchos trabajadores pudieran migrar del sector agrario al industrial, según recuerda AVIA en un repaso a la historia de la automoción dentro de su blog. En un principio la producción se centraba únicamente en el modelo Fiesta, orientado al mercado nacional.

Hoy, la de Almussafes es la planta más competitiva del grupo americano en Europa, con cinco modelos en producción, y el lanzamiento inminente del nuevo Kuga. Cada 40 segundos las líneas expulsan un vehículo terminado, con la participación de 8.000 empleados y 2.000 robots. Cada uno de los lanzamientos de nuevos modelos lleva aparejada una inversión considerable en tecnología. Según datos de Ford correspondientes a 2016, desde 1976 se han invertido 9.559 millones de euros.

Además, la apuesta decidida por tecnologías como los robots colaborativos y autónomos ha convertido a esta planta en referencia dentro de la división europea.