En l'Alqueria de la Comtessa todavía se recuerda, entre el anecdotario de la Transición, la visita a la localidad de Adolfo Suárez, el 15 de febrero de 1985. Por aquél entonces ya no era presidente del Gobierno, pero seguía en política al frente del Centro Democrático y Social (CDS). Suárez tenía programado un viaje a Gandia, donde protagonizó la presentación de la reina de la Falla del Prado, por afinidad personal, ya que era hija de uno de los destacados militantes del CDS en la comarca en ese momento, José Luis Mas. En Gandia no hizo valoraciones políticas, pero sí en l'Alqueria, donde ofreció un mitin. Y no por casualidad, sino porque allí gobernaba un alcalde, Juan Tormos, que, aunque independiente, ya había anunciado su intención de alistarse al CDS.

Juan Tormos fue el primer alcalde democrático. Se había presentado en 1979 con la UCD, y en 1983 revalidó el cargo con una agrupación local. En el mitin, Suárez abarrotó el local parroquial, pero antes fue recibido en el pueblo casi como una estrella del rock; firmó en el libro de honor y recorrió las calles de la población entre las felicitaciones y saludos afectuosos de numerosos vecinos. En las siguientes elecciones municipales, las de 1987, Tormos encabezó la lista del CDS, como estaba previsto, y ya fuera por la providencial visita de Suárez o por el carácter carismático del primer edil, siguió ganándose la confianza de sus vecinos.

La adscripción de Tormos al PSOE tampoco fue obstáculo para que siguiera gobernando la localidad entre los años 1991 y 1995. Y desde entonces, l'Alqueria de la Comtessa ha sido un feudo para el Partido Socialista; de 1995 a 1999 con Vicente González, y a partir de ahí en las sucesivas elecciones ha venido revalidando el cargo Voro Femenía, uno de los alcaldes más veteranos de la comarca de la Safor, ya que cuando acabe esta legislatura cumplirá 20 años como tal.

Femenía también es el actual presidente de la Mancomunitat de Municipis de la Safor. En su opinión, los ayuntamientos necesitan más financiación, y pone dos ejemplos que deberían ser competencia de otras administraciones, como el mantenimiento de los centros educativos o la limpieza de cauces y barrancos para evitar inundaciones. «Destinamos un 20% del presupuesto municipal a competencias impropias, con esto está todo dicho», remarca. También lamenta que para los municipios «cualquier trámite con el Estado o la Generalitat sea largo y costoso en el tiempo, por mucho que tengamos hoy la administración electrónica». En los últimos 40 años el pueblo ha sido testigo de los avances en derechos y libertades, y a ello también han contribuido los gobiernos progresistas de la localidad, educando y dando ejemplo.

En cuanto a obras, la localidad se ha transformado: consultorio médico, colegio, «escoleta» infantil, polideportivo, Casa de la Cultura o centros cívicos, peatonalización de la plaza Major, un paseo, y tres grandes parques: Oest (6.000 m2), Hort de Lloret (11.000 m2) y Fonteta de Quaresma, con 8.000 metros cuadrados.

Gobiernos también han tenido muy en cuenta la conservación del patrimonio, como la ermita dels Sants de la Pedra, donde en septiembre se celebra un «porrat», o la zona recreativa del Rabat, al sur, el único promontorio que rompe su término municipal totalmente llano. Una programación cultural estable o satisfacer las necesidades deportivas (entre ellas la escuela municipal de «pilota») son otras competencias municipales. Hoy, el ayuntamiento de esta localidad de 1.400 habitantes maneja un presupuesto de 1,2 millones de euros.

Recientemente han empezado las obras del polígono industrial Hort de Lloret y las de restauración ambiental de la Font de Quaresma, donde se están recuperando los márgenes de bancales con piedra en seco. L'Alqueria comparte con las localidades vecinas reivindicaciones como la gratuidad de la AP-7 o el tren Gandia-Dénia. Con el tiempo han surgido más demandas, como los servicios sociales o disponer de un autobús que conecte el pueblo con el hospital comarcal y las playas.