E l 25 de octubre de 2006 se escuchó la primera ópera en el Palau de les Arts, inaugurado un año antes. La única que compuso Beethoven, Fidelio, un libreto sobre el amor conyugal abrió el tan esperado ciclo lírico. De la mano de su primera intendente, la recientemente fallecida Helga Schmidt, y con Lorin Maazel como director musical que construyó la excelente Orquesta de la Comunitat Valenciana, Les Arts ascendió rápido a la división de honor de la operística mundial. Por su auditorio pasaron las mejores batutas, como la de de Zubin Mehta. Todavía se recuerda su tetralogía de Wagner con la Fura dels Baus, una producción única. El auditorio diseñado por Santiago Calatrava, dotado con las más modernas tecnologías, se convirtió en un dinamizador cultural de primer nivel europeo y vino a completar la hoja de ruta que inició el Palau de la Música, inaugurado en 1987, el primero construido en España tras la recuperación democrática. El gran colofón a la pasión por la música de los valencianos.

Pese a los continuos problemas estructurales del edificio y la judicialización de su gestión, Les Arts ha conseguido fidelizar un público valenciano que cada temporada disfruta de uno de los mejores ciclos de ópera, dentro del mejor circuito europeo. Además su labor pedagógica y sus programas de innovación cultural como Les Arts Volant que ha sacado a la calle la ópera portátil y ha acercado la lírica a todos los rincones.

El IVAM y Les Arts son los portaviones de la modernidad cultural. El museo que acaba de celebrar sus primeros treinta años, es un centro de referencia. Tras su inauguración y su posterior caída de prestigio por los problemas conocidos, y también en juzgado, los últimos años el IVAM ha salido del abismo con una política de coherencia expositiva y transparente en la gestión de sus fondos.

Otra de las instituciones claves, el Museu de Belles Arts, parece emprender el vuelo tras demasiados años de tinieblas. Pero durante estas cuatro décadas, el sector privado ha tomado la delantera, a través de sus fundaciones, como Bancaja, Chirivella Soriano, Martínez Guerricabeitia, Inelcom, Hortensia Herrero o la Fundació per Amor a l'Art, que gestiona el multipremiado centro de arte Bombas Gens, un ejemplo de mecenazgo cultural con tintes solidarios.

La recuperada Mostra de Cinema de València también invita al optimismo generado con la consolidación definitiva del Festival Sagunt a Escena, que este año ha celebrado su XXXVI edición con una programación estival de primer nivel, a la que hay que añadir la cada vez más la importancia del programa Off Romà que lleva el teatro de calle y teatro gestual, el circo, la música a todos los públicos. La Mostra Internacional de Mim (MIM) de Sueca también se ha hecho un espacio, siendo el festival con mejor programación y más público de los festivales de teatro gestual españoles.

Ópera, arte, música, cine, teatro, literatura y todas y cada una de las diciplinas culturales están en su mejor momento, ya vengan del sector público o privado. Pero también hay que destacar esas grandes iniciativas pequeñas como el Museu de les Titelles de Albaida, con una colección única.