de ayer a hoy
¡Iguales para hoy!
Un grupo de invidentes de Alzira ya organizaba rifas diarias en la plaza Emilio Castelar antes de que se constituyera la ONCE
«¡Los iguales para hoy, quién me compra otro cupón», decía el tango de Rafael Farina. Al oir esta exclamación tiempos atrás, sabíamos que se trataba de personas invidentes que vendían cupones de la Organización Nacional de Ciegos de España -en adelante ONCE-, era lo que se conoce popularmente como vendedores de cupones de los ciegos, que se situaban bien en esquinas de la población o en las puertas de tabernas o bares.
Cuando escribo esta crónica recuerdo que el año pasado la ONCE celebró el 75 aniversario de su fundación en Burgos. De todas las crónicas que se publicaron, ninguna apuntaba quién firmó el Decreto de su creación.¿?.
Corría el día 16 de diciembre de 1938, es decir, España estaba aún inmersa en la más incivil de las guerras, cuando el Boletín Oficial del Estado, órgano oficial del Gobierno, recogía un Decreto fechado tres días antes -13 de diciembre, festividad de Santa Lucía, que proclamaron su patrona- que concernía al Ministerio del Interior por el que se creaba la ONCE, que dependería de este ministerio en lo que corresponde al juego, a la vez que derogaba el Patronato Nacional de Protección de Ciegos. Aunque en el artículo segundo de su nueva reglamentación se recogía la creación de las Delegaciones Provinciales y Locales.
El 4 de noviembre de 1939 se publica en el BOE la reglamentación completa de la ONCE, que constará de treinta y dos artículos. En su primer apartado ya se mostraba el interés del Gobierno por cubrir las necesidades de los invidentes en la medida de sus posibilidades. Por ejemplo, el de dotarles de un jornal necesario para vivir dignamente con su familia, pensionar la vejez, asistencia médica completa, subsidios por enfermedad y, así, una larga reglamentación que no dejaba nada al azahar: enseñanza, asistencia social, estructuración de la organización, cargos, arte y propaganda, fomento de la acción profiláctica, delegaciones provinciales y locales y el apartado de trabajo. Al respecto de los dos últimos apartados de la reglamentación nacional que promulga el Gobierno, debemos fundamentar la existencia de una delegación local y el trabajo del invidente, es decir, la creación del Cupón Pro-ciegos.
Se iniciará costando el cupón diez céntimos y terminará en veinticinco pesetas. El día 2 de enero de 1984 comenzaba a costar cincuenta pesetas el cupón, y con este mismo sorteo salía a la vida de España el eslogan: «La ilusión de todos los días».
En Alzira, antes de que se creara la ONCE, entre los invidentes alcireños podemos recordar a José Mascarell «el Bolo»; Vicente Albert, José Barberá «Chamarrusca» o Manuel Segura «Nelo». Organizaban rifas diarias, cuya participación costaba unos céntimos. Desde el 11 de junio de 1939 en que comenzó a funcionar la organización en Valencia, hasta 1952, el cupón costaba 10 céntimos y los premios eran de diez reales para las dos últimas cifras y 25 pesetas para los tres números que constaba el cupón. Desde unos años antes de la fundación de la ONCE, el sorteo se realizaba a nivel local. A la hora convenida, nueve de la noche, eran colgadas unas ruedas numeradas en la plaza de Emilio Castelar y se realizaba el sorteo ante público que acudía a presenciarlo.
Al aprobarse el Decreto de la fundación de la ONCE, el primer delegado que tuvo Alzira fue José Mascarell, al que seguirían Salvador Arnal, Ismael Gironés, Benito Calvo, Gabriel Cirujeda, Francisca Giménez y Manuel Escudero. Uno de los delegados que más tiempo permaneció entre los alcireños fue Gabriel Cirujeda, que llegó a nuestra ciudad en 1949 y durante los 37 años que ejerció en Alzira se granjeó por su bondad, yo diría franciscana, la amistad de todos los vecinos. Fue socio fundador de la Sociedad Musical de Alzira, con el número 20, cuando fue organizada por Eduardo Vicente Bono y Abel Barceló Estevan, finalizando la década de los años sesenta del pasado siglo.
En orden interno del cometido de sus funciones en la ONCE consiguió que fueran instalados cinco quioscos para la venta del cupón -que actualmente sigue el mismo número- para que estos afiliados no tuvieran que enfrentarse a las inclemencias del tiempo.
La sede la ONCE en Alzira ha estado en cinco domicilios distintos hasta que en 1996, en noviembre, fue inaugurada la que es hoy Agencia Administrativa, donde su directora, Eva Zomeño Eslava, dirige a 200 vendedores del cupón, pertenecientes a las comarcas de la Ribera y la Safor. Los vendedores del cupón siempre estuvieron agradecidos tanto el público com, y sobre todo, el ramo de hostelería y similares, por su amabilidad constante hacia los agentes vendedores, convencidos de que colaboran con una gran obra.
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