Construyen en l'Alcúdia la primera gran mezquita tras invertir 300.000 euros
La comunidad islámica local apuesta por hacerse más visible y abandonar los modestos bajos que utilizaba para el culto El inmueble, pionero en la Ribera, se ha financiado con donaciones de los fieles

Primera gran mezquita de la Ribera, en l'Alcúdia. / vicent m. pastor
salva vives l'alcúdia
El islam quiere salir de los garajes y mostrarse tal cual es. Tras años recluida en humildes bajos, la comunidad musulmana de l'Alcúdia ha apostado por erigir la primera gran mezquita de la comarca, un edificio que se alza sobre una vieja nave maderera del polígono industrial del Camí Reial y que pretende convertirse en un punto de referencia para los practicantes de esta religión en la Ribera, «pero también en un espacio abierto al resto de la sociedad», insiste Mohammed Alga, presidente de la Comunidad Islámica La Paz de la localidad, una de las entidades pioneras en territorio valenciano en funcionamiento desde 1998.
Este lugar de culto y formación religiosa de unos 600 metros cuadrados de superficie, con minarete, arcos de herradura y otros elementos característicos de la arquitectura árabe incluidos que lo hacen inconfundible, se inaugura oficialmente mañana sábado.

Construyen en l'Alcúdia la primera gran mezquita tras invertir 300.000 euros
Cuenta con una gran sala de actividades y de rezo, cuyo aforo alcanza las 250 plazas, y además dispone de dos locales comerciales, en uno de los cuales se emplazará una librería, mientras que en el otro un negocio aún por determinar. Al inmueble no le falta detalle. La decoración interior combina azulejos de estilo árabe con frases del corán, que también adornan las cenefas de la fachada.
Financiada con donaciones
En conjunto, ha costado algo más de 300.000 euros, explica Alga, y se ha financiado «con mucho esfuerzo» a través de donaciones de numerosos fieles.
Estará abierta para los preceptivos cinco rezos diarios que marca el rito musulmán, pero también acogerá conferencias, cursos de formación para imanes o fieles y sobre otras materias. «Queremos que sea un centro de diálogo e integración», insiste el presidente de la entidad, quien tras acceder al cargo en 2005 ya se marcó como objetivo hacer más visibles a los musulmanes, un colectivo que sólo en l'Alcúdia alcanza las 300 personas aproximadamente, aunque antes de la crisis llegaron a ser muchos más. La mayoría proceden de Marruecos y también los hay argelinos y en menor medida senegaleses.
En 2010, la asociación compró los terrenos, derribó la vieja nave y el pasado mayo inició los trabajos de construcción. «Hemos cumplido todas las exigencias del ayuntamiento, con el que tenemos muy buena relación«, subraya Alga, quien insiste en que la convivencia con el resto de vecinos es buena. «La integración no es aún del cien por cien, pero es suficiente aunque queremos que sea mayor», indica sentado sobre un sillón en la sala de rezo. No muy lejos de él, unos niños pequeños de origen musulmán corretean y hablan en un perfecto valenciano. «Yo llevo en España desde los 17 años [ahora tiene 35], cuando salí de Marruecos. Mi mujer es de allí y también habla valenciano», cuenta el presidente. «Somos parte de este país y queremos ayudar a construirlo codo con codo», dice Alga, quien manifiesta su esperanza de que el centro no levante recelos entre el resto de alcudianos, sino todo lo contrario. «No tenemos ideas malas, rechazamos a los radicales y los fanatismos», deja claro.
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