Los secretos de Sant Antoni

Siete capas de policromía superpuestas ocultaban el grave deterioro de la imagen de Sant Antoni del Porquet. El proceso de restauración realizado en el Museu Municipal d'Alzira pudo constatar que el aparente buen estado exterior no era tal y, entre otros descubrimientos, que la cara actual no es de la misma época ni del mismo material que el resto de la talla, según expuso ayer la restauradora Mónica Ibáñez, que ofreció una conferencia en la que detalló el proceso de recuperación de la que, según el director del MUMA, Agustín Ferrer, es una de las imágenes religiosas más antiguas que se conservan en Alzira, ya que la mayoría fueron destruidas en la Guerra Civil.

Los técnicos señalaron que es precisamente esa antigüedad que falta concretar -y el valor sentimental de una fiesta que en Alzira está documentada desde 1788- lo que da cierta relevancia a una talla que carece de valor artístico.

«En 17 años de trabajo no había encontrado una imagen tan retocada», relató Mónica Ibáñez, mientras explicaba que las sucesivas capas de policromía habían imposibilitado realizar el proceso habitual de restauración que comienza con un diagnóstico ya que ocultaban el verdadero estado de la talla que, según dijo, presentaba unas «enormes grietas», entre otras afecciones. La imagen también pasó por el Hospital de la Ribera, donde se le practicó un TAC y radiografías, lo que permitió constatar las sospechas de la restauradora. La imagen es de madera, pero la cara es de barro. En el trabajo también ha participado el Instituto de la Ciencia de los Materiales de la Universidad.

Según explicó la restauradora, la imagen fue escondida durante la guerra en un lugar que no reunía las condiciones y la cara se podriría. Sólo se conservaron los globos oculares que, finalizada la contienda, se aprovecharon para reconstruir la nueva cara, aunque esta vez con barro, algo insólito, indicó.

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