El campamento militar más grande de Europa

Llombai celebra la décimo segunda edición del mercado renacentista borgiano, que traslada al visitante al ambiente social del siglo XVI

Uno de los múltiples torneos que se celebran este fin de semana en Llombai.

Uno de los múltiples torneos que se celebran este fin de semana en Llombai. / ximo ferrer

Salva Vives | Llombai

El marqués Francesc de Borja vuelve a cabalgar por Llombai. Ante la atónita mirada de los vecinos de la villa, un séquito de caballeros, nobles y doncellas tomó este sábado por la mañana la capital del Marquesat, uno de los dominios de quien fuera nieto del Papa Alejandro VI, ostentara el ducado de Gandia y llegara a ser elevado a los altares por la Iglesia. Un pregonero, llegado directamente del siglo XVI, anunciaba en la plaza su reaparición.

Y es que la pequeña localidad de la Ribera vuelve este fin de semana a su gloriosa época borgiana con la apertura del mercado renacentista que desde hace 12 años constituye uno de los grandes eventos lúdico-culturales más consolidados de la Comunitat Valenciana. A lo largo y ancho de 20.000 metros cuadrados, se despliega, entre otras muchas atracciones, el que es considerado como el campamento militar más grande de Europa.

Espectáculos de monta, torneos, justas y desfiles militares con soldados del Grupo de Infantería Renacentista de la Asociación del Museo Histórico Militar de Valencia se alternan en plena calle, haciendo las delicias de los numerosos espectadores, los únicos que en la población aparentan vivir en el siglo XXI.

La recreación adquiere un mayor realismo con escenas de combate en plena calle y hasta un cañón real del Ejército, que los soldados detonan para dejar claro quién manda en la villa.

La decoración renacentista que engalana las calles con doseles, banderas y colgaduras; la gama de olores añejos de los puestos que venden desde comida hasta remedios naturales para toda clase de dolencias; el desfile de trajes de época y las melodías eclécticas con toques de rock medieval, hacen el resto y transportan a los visitantes a una época pretérita de honor e hidalguía.

Villa de artesanos

Este año el Mercat dels Borja apuesta fuerte con la ampliación de su superficie, el refuerzo de la villa de artesanos „ dedicada a los oficios de la época„ y el zoco árabe. Herreros, curtidores, escultores, ceramistas y hasta alquimistas, encuadernadores, calafateadores, jaboneros o perfumistas venidos de toda España muestran en vivo cómo se elaboran tradicionalmente estos productos. Además, otros 150 puestos, tabernas y teterías completan la amplia oferta comercial.

La animación callejera se completa con conciertos. El grupo galo Entract y los gallegos Mermicolion ofrecen hoy a las 20.15 y a las 21 horas, respectivamente, sendas actuaciones. Los pequeños también pueden disfrutar de actividades infantiles y los más intrépidos, del arte de la cetreria, el deporte de los reyes que también tiene su espacio en el área reservada para animales.

Por otra parte, es posible visitar algunos de los conjuntos monumentales de la capital del Marquesat. La iglesia y el claustro del antiguo convento de la Santa Creu tienen abiertas sus puertas. En el templo puede admirarse, por ejemplo, una capilla dedicada al señor de Llombai. El Mercat dels Borja cierra sus puertas esta noche. Una máquina con freno y marcha atrás en la historia, dentro de la cual nobles y vasallos de los tiempos modernos pueden viajar en condiciones de igualdad.

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