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propuestas del plan de restauración

Una cúpula para volver a coronar Santa Catalina

La reconstrucción de la sacristía barroca y de la cubierta de la Capilla de la Comunión son dos de las grandes actuaciones que plantea el Plan Director que marcará las directrices de cualquier intervención en el templo El documento que está elaborando un equipo multidisciplinar contempla dejar exenta la torre medieval y recuperar su nivel primigenio

Una cúpula para volver a coronar Santa Catalina

La iglesia de Santa Catalina es el resultado de una sucesión de transformaciones en la que han dejado su huella los diferentes períodos constructivos de la historia desde que se comenzara a levantar allá por el siglo XIII, posiblemente sobre una antigua mezquita. Los estudios realizados en el proceso de elaboración de un Plan Director que marcará los criterios de cualquier intervención en un templo que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) han permitido a un equipo interdisciplinar de técnicos dirigido por el arquitecto Javier Hidalgo Mora realizar por primera vez con este nivel de detalle una hipótesis de la evolución histórico-constructiva del edificio en un trabajo que, de cara al futuro, no sólo contempla recuperar la sacristía barroca en el lugar que ocupó hasta que en la Guerra Civil fue destruida -una propuesta que choca con la actuación que ha previsto el Ayuntamiento de Alzira a través del Plan Especial de Protección de la Vila en este lugar-, sino que también prevé una actuación que deje exenta la torre campanario medieval como en sus orígenes y plantea como otras de las actuaciones destacadas, y más novedosa, la recuperación de la cúpula de la Capilla de la Comunión construida en el siglo XVIII en base al proyecto de Vicente Gascó y que fue demolida a finales del siglo XIX por problemas estructurales. Los técnicos consideran que esta última fase devolvería al conjunto de la iglesia de Santa Catalina y a la Vila de Alzira uno de los elementos más importantes y característicos de su paisaje urbano histórico.

Éstas son las tres actuaciones más importantes que contemplará el Plan Director de la iglesia de Santa Catalina, que ha encargado la parroquia alcireña, y en el que trabaja desde hace algún tiempo un equipo interdisciplinar de técnicos especialistas en patrimonio formado por arquitectos, arquitectos técnicos, historiadores, arqueólogos e historiadores del arte, bajo la dirección de Javier Hidalgo. El objetivo último del plan director es, además de ser un instrumento fundamental para preservar el templo, un conjunto declarado BIC con la categoría de monumento, poder llevar a cabo a partir de él «y de una forma coherente» las actuaciones puntuales y proyectos parciales que sean necesarios «para la adecuada conservación y restauración del monumento, así como para la recuperación tipológica de algunas de sus partes fundamentales hoy desaparecidas o degradadas, compatibilizando todo ello con su uso religiosos y dando respuesta a los problemas de inserción urbana que se plantean en la actualidad, principalmente en la zona de la antigua sacristía y en la torre medieval», explica Hidalgo.

La riqueza arquitectónica

La iglesia de Santa Catalina es un edificio de gran complejidad y riqueza, consecuencia de las distintas aportaciones que ha tenido a lo largo de la historia. Aún se conservan restos de la iglesia gótica original (siglo XIII) y la torre campanario medieval, pero también de la gran remodelación barroca que se realizó en el siglo XVII bajo la dirección de Juan Bautista Pérez Castiel, uno de los arquitectos más importantes del barroco valenciano, que se completó con la monumental portalada de Gaspar Dies, y de la ampliación de finales del siglo XVIII cuando Vicente Gascó, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y una de las figuras clave de la arquitectura academicista valenciana, diseñola Capilla de la Comunión.

Javier Hidalgo explica que, desde un planteamiento integral, el Plan Director realiza una propuesta programática para ejecutar por fases las diferentes actuaciones diseñadas para restaurar el templo. «Se ha atendido a criterios de prioridad objetivos, con la intención de poder llevar a cabo las obras de una manera coherente con los criterios de intervención que se establecen en el plan director, y factible desde un punto de vista económico y de uso», incide Hidalgo.

Orden de prioridades

El documento señala como prioritaria la «restauración y recuperación de la primitiva sacristía de la iglesia, junto a los elementos de todas las fases histórico-constructivas que contiene, dado «su estado de degradación y la pésima imagen urbana que proyecta». Cabe señalar que el consejo parroquial ya ha presentado al ayuntamiento por registro de entrada su propuesta de actuación en este punto, que choca que la intervención diseñada por el consistorio en el plan de la Vila, pendiente de aprobación definitiva por la Generalitat.

En concreto, mientras el Ayuntamiento de Alzira apuesta por reconstruir en este punto el absidiolo gótico en base a los elementos que se conservan y realzar la cabecera original, la parroquia apuesta por levantar en este punto de nuevo la sacristía aplicando soluciones constructivas para «integrar y preservar» tanto la cimentación del absidiolo como el arco gótico que se conserva. El ayuntamiento se ha comprometido a tramitar esta propuesta de modificación del plan -lo que no garantiza atender la demanda de la parroquia-, pero no lo hará hasta que la Generalitat haya aprobado el plan de la Vila, ya que entiende que cualquier cambio a estas alturas en el documento podría suponer una demora de años.

El Plan Director diseña una segunda fase, supeditada a la recuperación de la sacristía, en al que se intervendría sobre la torre campanario medieval. «El objetivo sería la restauración y recuperación tipológica de este monumento, dejándolo exento como se encontraba originalmente y recuperando su nivel primigenio», explica Javier Hidalgo.

La tercera gran actuación, al margen de otras intervenciones menores como la restauración de cubiertas, paramentos y fachadas exteriores, así como del interior del templo, consistirá en la «recuperación volumétrica y formal de la cúpula de la Capilla de la Comunión», construida en 1782 en base al proyecto de Vicente Gascó y desaparecida a finales del siglo XIX.

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