Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Otra desastrosa campaña citrícola

La temporada deja en la comarca precios ruinosos y una caída de la producción en los últimos cinco años de 40 millones de kilos en la Copal, la principal productora El balance confirma la huída de los productores en busca de productos más rentables

Otra desastrosa campaña citrícola

El ciclo decadente iniciado por el cítrico hace unos años sigue su caída sin freno en La Ribera. La campaña que ahora concluye vuelve a dejar precios ruinosos para el agricultor, que en muchos casos no alcanzan ni para compensar el gasto realizado. Si la temporada anterior fue especialmente amarga por la baja calidad de la fruta como consecuencia de la clareta, la de este año lo es directamente por el precio. Sin tapujos.

Es, además, la segunda campaña consecutiva desastrosa y la cosecha citrícola empieza a resentirse de forma muy notoria. Paradigmático es el caso de la Cooperativa de Algemesí, la Copal, la mayor productora de la Ribera, que hace cinco años comercializó 120 millones de kilos y que este año cerrará en 80 millones, una cifra que también es un 20% menor a la del año pasado. Por el camino se han quedado 40 millones de kilos. En la Copal están convencidos de que será imposible volver a la barrera de los cien millones de kilos.

Más que un síntoma es ya una constatación de que el agricultor ha iniciado una huída imparable y sin retorno en busca de un refugio en la buena cotización de otras variedades de fruta, como el caqui, el cultivo de moda. Una vía de escape ya muy generalizada, apuntan en el sector. Muy pocos aguantan ya. Para encontrar una campaña correcta en el cítrico, pero sin echar cohetes hay que remontarse a 2012. Muy pocos recuerdan la última que resultó excelente.

Con todo, la campaña no comenzó mal, relata el director gerente de la Copal, Virginio Esteve. Las primeras satsumas y clementinas dejaron un precio razonable, pero fue sólo al principio.

Con las primeras naranjas de estación, navelinas, el precio se hundió por completo y las clementinas empezaron a caer también. Tampoco la meteorología acompañó: el 30 de noviembre en un sólo día y con 55 litros por metro cuadrado de lluvia, el pixat acabó con toda la cosecha de clementinas que quedaba en el campo, circunstancia muy poco habitual porque las clementinas llegan a estropearse pero con episodios de lluvia mucho más intensos. Pero la lluvia acabó por condicionar la campaña en esta variedad, en muchos puntos de la Comunitat Valenciana.

Ello provocó que otras variedades, como la clemenvilla, aumentaran sus expectativas, mientras la variedad lane, que comenzó a unos precios ruinosos arrastrados por la navelina pudo corregir al alza la cotización hasta el punto de que al final de la campaña la naranja de mesa ha acabado a unos precios correctos, apuntan desde la cooperativa de Algemesí.

Es el caso de las valencias que han dado un respiro a los generalizados bajos precios. Entre el calibre tres y el calibre siete, los precios son correctos, añaden los expertos de la entidad. En el caso de calibres fuera de este tamaño, de los que hay centenares de miles de kilos, no existe ni precio.

En general, la campaña ha dejado una cotización muy por debajo del umbral de la rentabilidad. Para cubrir costes se necesita vender a tres euros por arroba. En muchos casos no se ha llegado a 1,50.

Compartir el artículo

stats