Las mediciones realizadas ayer en el colegio Gloria Fuertes de Alzira para controlar la temperatura marcaron una máxima de 34 º C en el comedor infantil sobre las cuatro de la tarde mientras que, en las aulas, la temperatura oscilaba a mediodía entre los 30 y los 32 º C, según el informe que la dirección del colegio elevó a la concejalía de Educación. Un centenar de alumnos asistió a clase pese al decreto firmado el día anterior por la alcaldesa, Elena Bastidas, recomendando la suspensión de la actividad docente en previsión de las altas temperaturas registradas ayer -en Alzira se superaron los 42 º C, según datos del meteorólogo Jovi Esteve- y dadas las características de la edificación, ya que se trata de un colegio construido con estructuras prefabricadas que propician una mayor concentración de calor.
De hecho, las madres que a mediodía acudieron a recoger a sus hijos no dudaban en señalar que no se trata de un problema «de un día» sino que es «continuo» y estimaban que la temperatura en el interior de las clases suele ser «cinco o seis grados» más alta que en el exterior. Una madre que forma parte del AMPA aseguró que algunos docentes habían informado que ayer se habían alcanzado los 38 º C.
La concejal de Educación, Anabel Juárez, defendió que ninguna de las mediciones realizadas durante el día ofrece ese resultado, según el informe remitido por el colegio, y que la temperatura más alta se dio en un comedor cuando ya no había nadie en su interior. Juárez concluyó que la medida de recomendar la suspensión de las clases había sido «oportuna». Se da la circunstancia de que ayer estaba prevista una representación que los alumnos de tercero de Primaria habían preparado durante semanas al tratarse de una prueba de evaluación del nivel de inglés en la que el tribunal se había desplazado desde Londres, lo que favoreció una notable presencia de escolares pese al decreto que recomendaba la suspensión de las clases. Por la tarde sólo asistieron cerca de 50 escolares, según detalló Juárez.
Vanessa Calafat, que forma parte del AMPA, manifestó que el colegio es «un horno» cuando hace calor y en días como ayer «más que un horno» y que la asociación de padres, tras haber instalado ventiladores en todas las aulas, ha venido reclamando una solución definitiva que, a su juicio, pasa por comprar equipos de aire acondicionado, aunque sean portátiles. Según expuso, en un primer momento se argumentó que la conselleria no tenía dinero por los ajustes derivados de la crisis y, con posterioridad, dijo, han alegado que la instalación eléctrica no está preparada para soportar esta sobrecarga. Los padres no ocultan su malestar porque se les niegue esta solución cuando, según expuso Calafat, un colegio construido con posterioridad por el sistema convencional como el García Sanchiz sí tiene aire acondicionado.
El Ayuntamiento de Alzira todavía no ha recepcionado el colegio a la espera de que la Conselleria de Educación dé una solución a los problemas de altas temperaturas que registra el centro, que fue inaugurado en septiembre de 2008. Anabel Juárez señaló que la conselleria ha diseñado como solución la instalación de un sobretecho, aunque no prevé iniciar las obras hasta que finalicen las clases, ya que pretende aprovechar el período vacacional para su instalación. Tanto Vanessa Calafat como el presidente del AMPA, José Miguel Ferrer, mostraron sus dudas a que sea la solución que necesita el colegio. «No soy técnico y, personalmente, tengo mis dudas, pero habrá que probarlo», comentó Ferrer. Otras madres incidían a la puerta del colegio que la solución no pasa por suspender las clases ya que, según coincidían en señalar, «no es sólo hoy, es todos los días y no van a recomendar que no vengan».
