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Un espacio con grandes posibilidades

Históricamente, el edificio ha prestado diferentes funciones a la sociedad civil suecana. En la epidemia del cólera de 1885, impulsó las aguas con las que se inundó parte del casco urbano para sanear la ciudad. También se utilizó como hospital de enfermos durante alguno de los cinco episodios del cólera del siglo XIX. Posteriormente, durante la Guerra Civil, abasteció de electricidad a la población durante unos días. El alcalde, Salvador Campillo, prevé que el Molí del Pasiego sea destinado ahora a fines socioculturales. «También representa la base para crear un Museo del Arroz como merece Sueca, e independientemente de ello, mi ilusión es que acoja también los museos dedicados a Antonio Puchades y al Mestre Serrano», añade. La rehabilitación y reutilización del complejo industrial ha sido objeto de estudio en diversas ocasiones. La más reciente fueron los trabajos de alumnos del Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia. Entre los usos que proponían los jóvenes arquitectos para reciclar este emblemático espacio figuraba una escuela de cocina, de teatro, o un taller de fallas. e. melero sueca

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