«Mi cuñado está en los huesos y queremos que lo traigan». La familia de Manuel Arcos Gimeno, un vecino de Turís que cumple condena en el centro penitenciario de La Joya, en Panamá, ha denunciado las «condiciones infrahumanas» de esta cárcel, que ha provocado que varios presos españoles, entre ellos el propio Arcos, hayan protagonizado varias huelgas de hambre. La última la levantaron el pasado fin de semana ante el compromiso de la embajada española en Panamá de realizar nuevas gestiones, según explicó ayer Mercedes Danta, cuñada de Manuel. No obstante, las últimas imágenes que ha recibido la familia del preso ribereño reflejan un evidente deterioro físico, por lo que apremian a las autoridades a agilizar el traslado a una prisión española.
«Ha perdido muchísimo peso, luego vendrán las enfermedades», incide Danta, mientras relata las condiciones de hacinamiento, falta de higiene y escasa alimentación que sufren los presos de este centro penitenciario. Las familias de varios reclusos ha impulsado una recogida de firmas por internet para reclamar el traslado a cárceles españolas. La cuñada de Manuel Arco relata que han mandado dinero para que abogados panameños tramitaran toda la documentación para propiciar un traslado que nunca llega.
No obstante, un hermano de Manuel reproducía días atrás a través de una red social una respuesta de la embajada tras el inicio de la última huelga de hambre protagonizada por tres españoles, en la que ésta detallaba que «el Sr. Arcos Gimeno está en la actualidad siendo objeto de distintos exámenes que exigen las normas panameñas como requisito previo para que estas autoridades acepten el traslado» y anunciaba que, una vez el Ministerio de Gobernación autorice el traslado, se le comunicará a la embajada «y nosotros lo remitiremos inmediatamente a España para su autorización por Consejo de Ministros, lo que no suele demorarse», apuntaba la misiva firmada por Cristina Ruenes Mariñas, en calidad de cónsul.
Manuel Arcos fue detenido hace casi tres años por la policía panameña cuando ejercía como correo o mula. «Le engañaron como un tonto», señala su cuñada, mientras recuerda que desde entonces se encuentra en prisión, si bien fue hace seis meses cuando se confirmó una condena de nueve años y medio de prisión por tráfico de drogas.
La familia de Manuel y de otros presos españoles reivindican el traslado a España para que puedan cumplir las condenas en prisiones que reúnan unas mínimas condiciones de habilitabilidad. «Están pasando hambre, una vez a la semana les dan un menú de arroz con plátano y le mandamos dinero para que coma el resto de la semana», explica Danta.
«Falta de atención médica»
Manuel y otros dos presos españoles firmaron el pasado 22 de junio un escrito dirigido a los responsables de la prisión en el que anunciaban el inicio de una huelga de hambre por la pasividad de la embajada y «la falta de atención a los presos españoles» y también «por la falta de atención médica y la falta que tiene el sistema penitenciario en salud». Se da la circunstancia de que un compañero de Manuel, originario de Ibiza, está pendiente de una intervención quirúrgica.
La familia de Manuel ArcosGimeno estima en unos doce días la duración de la que ha sido la tercera huelga de hambre desde que está en prisión.
