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Las lluvias retrasan la cosecha de arroz

AVA aconseja esperar a que baje la humedad del campo para trasladar el producto a la secadora

Las lluvias retrasan la cosecha de arroz

Las precipitaciones han provocado el retraso del inicio de la cosecha de arroz por el exceso de agua en el suelo, una demora que se alargará hasta que se sequen las espigas de esta preciada gramínea. La tarea, que el año pasado arrancó a finales de septiembre, se verá aplazada hasta que las máquinas puedan ingresar otra vez a los lugares donde se deja la semilla. Se prevé que, si cesan las lluvias, los arrozales estén listos para la cosecha «en una semana como mucho», tal y como afirma el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores Manolo Gomis. «Hay que trasladar el arroz a la secadora, por lo que tenemos que esperarnos a que la humedad del campo baje y no cueste tanto la secada», añade.

Sin embargo, Gomis señala que han tenido suerte y que, fuera del retraso, «no ha habido ninguna incidencia grave para la cosecha». Aun así, y aunque la lluvia no ha provocado damnificaciones severas en los terrenos, el agua ha alcanzado en casos puntuales algún campo de arroz, donde el viento y las precipitaciones han tumbado las espigas en su última fase de maduración, tal y como explican varios propietarios de tierras. Según Vicent Sapiña, propietario de alguno de estos campos, «el verdadero y único daño que ha provocado la lluvia es que se atrase la recolección, al menos unos días, hasta que el arroz esté seco, ya que este no se debe sembrar cuando aún está húmedo».

Los agricultores aseguran que mientras no venga una tormenta mayor o la lluvia siga azotando los campos durante muchos días seguidos, el agua no afectará negativamente a la productividad del cultivo de arroz de esta temporada.

A partir de este momento, las condiciones meteorológicas serán decisivas para el cultivo ya que, y tal como explica Sapiña, «si las lluvias persistiesen, sería cuando empezaría a notarse el perjuicio de la siembra», y crecería la magnitud de las pérdidas.

Por ahora, los labradores esperan que deje de llover y vuelva el sol, para que así se vaya secando la paja, y las primeras máquinas cosechadoras puedan empezar a trabajar los terrenos.

Arrozales sin oxígeno

Aunque la lluvia no ha afectado negativamente a los campos, en diversas zonas de los arrozales no se ha podido quemar la paja durante este mes. Gomis explica que por esta razón «el único daño que han percibido las cosechas es que en algunos campos el arroz se ha ahogado por no poder quemar la paja incorporada».

La paja del arroz es una materia orgánica que, cuando se encuentra estancada, se encargan de descomponer unas bacterias aeróbicas que absorben todo el oxígeno del agua. Al ocurrir esto, las bacterias anaeróbicas entran en acción, generando sulfuro de hierro, que en algunos casos genera un agua negruzca y con mal olor. Con razón de esta reacción química, la raíz de la planta se queda sin oxígeno por lo que el arroz se pudre. Según el presidente de AVA, algunos arroceros se han visto perjudicados por esta situación.

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