El Ministerio de Fomento se comprometió ayer en una reunión con el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, a finalizar las obras del tramo Cullera-Favara de la A-38 en 2018, una de las carreteras que mayor número de muertos ha provocado en los últimos años, situándose como un auténtico punto negro de la geografía valenciana y española.

Así lo confirmó el secretario general de Infraestructuras, Manuel Niño, tras el encuentro en Madrid con el primer edil cullerense en pos de analizar la situación del punto negro de la red viaria del Estado.

Mayor trasladó de primera mano la preocupación de Cullera por acabar cuanto antes esta infraestructura, en un punto negro que registra, según los informes elaborados por la Policía Local del municipio, hasta veinticinco intervenciones en siniestros con heridos y/o fallecidos. Por estas cifras, los responsables municipales presentaron ayer diversos informes para apoyar la necesidad de que su finalización se convierta en una prioridad.

Manuel Niño señaló que la intención del ejecutivo central es que, a pesar a la escasa dotación presupuestariaque se ha consignado para 2016, los trabajos no se paralizarán, y avanzó la posibilidad de que durante el próximo ejercicio se destinen más recursos económicos de los previstos en los actuales Presupuestos Generales del Estado.

Durante este mes está prevista la instalación de las nuevas vigas en el viaducto y, atendiendo a la demanda del primer edil sobre aplicar una mayor seguridad, Niño ha aceptado la colocación de bandas rugosas, entre otros medios, para alertar a los conductores del final del tramo de autovía y así no sorprender a los que frecuentan la zona con un descenso de la calidad y la velocidad del vial.

Una alternativa muy cara

No obstante, sobre la solicitud de la liberalización de la autopista AP-7 entre las salidas de Xeraco y Silla para mejorar el tráfico en la Ribera Baixa, el secretario general de Infraestructuras expresó que tendría un coste demasiado elevado, por lo que en un principio se descarta la opción reclamada por el ayuntamiento ribereño. No obstante, en estos momentos el ministerio está llevando a cabo una prueba piloto para desviar el tráfico pesado de las nacionales a las autopistas mediante la bonificación del 50 % del peaje y estudia aplicar esta medida en el caso de Cullera.

El alcalde cullerense valoró positivamente la predisposición de Fomento para acabar las obras, pero sostuvo que se mantendrá vigilante, pues son muchas las promesas efectuadas hasta la fecha y por ahora «lo que tenemos es una carretera inacabada y un reguero de accidentes, muertos y heridos», sentenció el primer edil.

Además, Mayor subrayó que esta es la primera vez que una delegación del Ayuntamiento de Cullera visita el Ministerio de Fomento para solicitar la finalización de las obras. «Volveré las veces que haga falta, con este o con cualquier otro gobierno, a abanderar una lucha justa para Cullera y la Ribera Baixa, tal y como ya hice cuando estaba en la oposición hace cuatro años para exigir el pago de las indemnizaciones a los propietarios de los terrenos afectados por al obra, que ya han cobrado», concluyó.

En la reunión también estuvieron el concejal de Urbanismo, Juan Vicente Armengot y el TAG de Urbanismo, Alfredo Nicola.