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Arturo Climent recala en la catedral tras veinte años en la Seu de Xàtiva

El sacerdote de Llombai se despide de la capital de la Costera tras una importante labor de recuperación del patrimonio y algunas sonoras polémicas a sus espaldas

Una Iglesia Colegial Basílica abarrotada despidió el sábado por la noche de manera definitiva al abad de Xàtiva, Arturo Climent Bonafé (Llombai, 1944), quien cierra de este modo una etapa de veinte años pastorales al frente de la Seu. El abad, que será ahora canónigo de la catedral de Valencia, dijo que «ha sido una verdadera gozada» vivir estas dos décadas al frente de la Seu, «veinte años vividos con ilusión, alegría, sufrimiento, esperanza y con amor, sí, con mucho amor».

La marcha de Climent Bonafé, anunciada hace dos meses por el arzobispo Cañizares, ha sido todo un acontecimiento en la capital de la Costera. La fuerte personalidad del abad y su descomunal capacidad de trabajo han dejado huella. Aunque también ha sido un personaje controvertido que deja la Seu con una agria polémica a las espaldas. Sucedió en marzo. Una serie de equívocos dieron como resultado que los falleros de Xàtiva no pudieran entrar al interior de la Colegiata ya que el retablo de la patrona fue colocado a la puerta y se restringió el paso. Lejos de considerarlo un contratiempo menor, las fallas clamaron contra Climent. También vivió un difícil momento cuando ordenó cerrar la guardería infantil ahogada por las deudas. Los padres montaron varias manifestaciones ante su casa.

En lo que no hay apenas contestación, en cambio, es en la mejora patrimonial experimentada por la Seu (la rehabilitación de la ermita de Sant Josep y de la casa natal de San Jacinto Castañeda; la creación de un museo parroquial) así como en la ingente producción literaria del abad. Se acerca a los 75 libros, muchos de ellos sobre las figuras religiosas de Xàtiva además de un tomo sobre la Colegiata. La edición de la Costera-la Canal y la Vall d'Albaida de Levante-EMV no sólo ha sido sólo vehículo transmisor de las noticias que ha generado la Seu. En sus páginas el abad ha publicado una columna quincenal que lleva publicándose de manera ininterrumpida desde 1996.

En su parlamento del sábado, Climent calificó de «primordial» el recuperar para el culto la iglesia de sant Francesc. «Sufría —dijo— cuando veía en que se empleaba una preciosa iglesia gótica, propiedad de la Colegiata: como trastero». También alabó la albor de Fernando Giner y Alfonso Rus como presidentes de la Diputación de Valencia, ya que la aportación de la institución provincial ha hecho posible muchas de las obras. «Somos una parroquia viva, alegre, abierta, comprometida y misionera. Ese fue mi propósito al llegar aquí: lograr una comunidad cristiana con estas características. Me voy muy contento», resumió. Y dedicó una extensa lista de agradecimientos a sus numerosos colaboradores, entre ellos don Rosendo y los canónigos fallecidos en su mandato: Fernando Pons y Antonio Marín. «No creo que vuelva por aquí, pero les llevaré en el corazón», se despidió.

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