El nuevo gobierno de Compromís ha decidido suspender en su actual ubicación el disparo de fuegos artificiales que acompaña a la ofrenda floral a la Mare de Déu d'Aigües Vives, la patrona de la ciudad, que se lanzaba en la plaza Mayor la víspera del día de la patrona, el 15 de octubre.
El castillo, que se dispara en el acto conocido como la descoberta, era el de mayor empaque de todas las fiestas y por tanto el que mayor cantidad de público reunía. Pero el gobierno que dirige Paco Salom considera que las medidas de seguridad para el lanzamiento no están garantizadas en la plaza Mayor y ha decidido trasladarlo a un descampado en la zona del Parc, donde perderá la vistosidad y sonoridad para el público que tenía en la plaza, con la iglesia de fondo.
El ayuntamiento justifica su decisión en que la normativa sobre disparos de fuegos artificiales ha evolucionado con el tiempo, sobre todo por los accidentes que se han producido con la manipulación de los explosivos, por lo que ahora el lanzamiento en la plaza Mayor es poco menos que ilegal. El alcalde, Paco Salom, asegura que la normativa marca que las carcasas tienen que situarse a una distancia de seguridad respecto al público de 25 metros y otra de los edificios de diez metros. Además es necesario dejar un pasillo libre al retén policial, lo que resulta inviable en la plaza Mayor por sus dimensiones. Durante años la administración ha hecho la vista gorda, pero el nuevo gobierno de Salom no está dispuesto a asumir el riesgo.
La cofradía quiere lanzar cohetes
«No pasa nada, hasta que un día ocurre», dijo ayer el alcalde, Paco Salom, que recordó que hace unos años el castillo se disparaba desde el tejado de la iglesia para que fuera más vistoso y luego había que reparar los daños. «No es una prohibición porque nos parezca a nosotros, es una cuestión de distancias de seguridad, hay una imposibilidad física y hemos decidido trasladarlo», subrayó.
Sin embargo, la decisión del ayuntamiento choca con la intención de la cofradía de la Mare de Déu d'Aigües Vives de lanzar fuegos artificiales en la plaza para dar mayor vistosidad al acto como era habitual. La entidad incluso ha anunciado en su programación el disparo en la plaza con motivo de la descoberta. Pero el ayuntamiento ya avisa que deberán ser carcasas de muy escaso calibre y anuncia que si los cofrades vulneran la normativa respecto a la distancia legal respecto a personas y edificios, los prohibirá.
El «efecto» Cullera
Con todo, Carcaixent no es el primer ayuntamiento que se ve obligado a cambiar de ubicación el castillo de fuegos artificiales.
El caso más recordado, porque saltó incluso a los telediarios nacionales, es el de Cullera, donde en abril de 2014 el lanzamiento de cohetes provocó un gran incendio en la montaña del Castell que acabó con el entonces alcalde, Ernesto Sanjuán, y el exconcejal de Fiestas imputados por presuntos delitos medioambientales al desobedecer el consejo de los bomberos y Protección Civil que prohibían el disparo por el riesgo que entrañaba el fuerte viento.
El ayuntamiento decidió cambiar de ubicación el disparo el pasado mes de abril y trasladarlo a las cercanías del cauce del Xúquer. Desde entonces el denominado «efecto Cullera» ha provocado numerosos cambios. El más reciente en Carlet, donde el pasado domingo el castillo de fin de fiestas se trasladó a la zona del Vidre para evitar los pequeños incendios que provocaba en el cauce del río Magro, donde se ha disparado tradicionalmente. Localidades como Corbera o Llaurí también decidieron trasladarlos.
En marzo de este mismo año, Alzira ya se quedó sin la parte aérea de las mascletaes porque la plaza del Reino se encuentra a menos de 500 metros de un barranco que apenas tiene vegetación, lo que impidió el disparo durante la semana fallera.
