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Algemesí no se libra de las denuncias por maltrato pese a reformar la becerrada

Colectivos animalistas preparan una demanda contra los organizadores de la Semana Taurina, el ayuntamiento y el Consell Reprochan que un novillo fuera descabellado cinco veces en la lidia

Los esfuerzos realizados por el Ayuntamiento de Algemesí y la comisión de peñas que organiza la Semana Taurina para combatir el desprestigio que generaban las polémicas becerradas no han sido suficientes para acallar las voces de algunos colectivos antitaurinos que siguen empeñados en denunciar supuestos casos de maltrato animal. Las redes sociales, espacios de conexión social donde el rigor no es siempre el valor más preciado, han hervido durante los últimos días con imágenes de supuestos castigos a novillos que carecen en muchos casos de la más mínima credibilidad.

Diversos representantes del colectivo antianimalista local Folgança tuvieron oportunidad de comprobar en la noche del lunes que las becerradas ya se realizan sin sangre. Las críticas contra este tipo de espectáculos acabaron el año pasado de hacer mella en los organizadores del festejo, que se comprometieron a no permitir que la lidia quedara en manos de meros aficionados. Este año no ha habido ni banderillas, ni espadas ni estoques.

La becerrada transcurrió el lunes sin incidentes. Lejos quedaron los enfrentamientos provocados el año anterior entre los defensores de la fiesta y los grupos de antitaurinos que exigían que se pusiera fin al maltrato animal. Los becerros volvieron al corral sin ninguna herida sangrante y también acabaron despejándose las dudas de aquellos que interpretaban que alguien iba a dar muerte a los novillos en los toriles para llenar la despensa de las peñas que disfrutan más ante un buen asado que frente al albero. El ganadero Gregorio de Jesús volvió a cargar los becerros y regresó a Sueca tras asegurarse de que iba a cobrar el alquiler de los animales. Nada más.

Desprecio al toro

Pero la reforma de este festejo, mediante el que los integrantes más osados de las peñas cadafaleras emulaban, en algunos casos con pésima destreza, a los toreros no ha logrado templar los ánimos de los animalistas más activos. Desde hace unos días circula por las redes sociales un vídeo que denuncia el presunto maltrato infrigido a los novillos durante la becerrada. Las imágenes, sin embargo, no corresponden a este espectáculo sino a una de las corridas de la Semana Taurina. Y tampoco están grabadas en el coso taurino sino fuera de la plaza cuadrangular de Algemesí, en plena calle Montaña, cuando el toro, ya muerto, espera la llegada de los operarios que se encargan de transportarlo para su aprovechamiento alimentario.

Las imágenes recogen el momento en que el cadáver del toro es rociado con espray blanco por parte de unos menores, una incívica costumbre, poco digna a ojos de mucha gente, pero que nada tiene que ver con los festejos taurinos de Algemesí. La distorsión creada en Internet ha permitido que la opinión pública creyera que era una representación más de las denostadas becerradas.

Junto a uno de esos vídeos, ayer se distribuyó un teletipo fechado en Madrid que anunciaba la presentación de una denuncia por parte de plataforma «La Tortura No Es Cultura» (LTNEC) y la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y el Maltrato Animal (Avatma) contra los organizadores de la feria de las novilladas, el ayuntamiento y la Conselleria de Justicia por «otro caso» de maltrato animal. Según los inspiradores de la denuncia, el «calvario» del novillo fue «interminable, ya que fue descabellado cinco veces y apuntillado posteriormente», según explican las asociaciones. Además, exponen que después de aplicarle el último descabello, «tambaleándose y girando sobre sí mismo», el astado tardó más de doce segundos en doblar sus manos. Esa situación tuvo lugar durante la corrida vespertina en Algemesí.

Avatma destaca que el descabello o verduguillo, es una espada que lleva a diez centímetros de su punta un tope, y que una vez introducido entre la primera y segunda vértebra cervical secciona la médula espinal, dejando al animal tetrapléjico. Además, explica que si se produce la muerte al instante, no se tiene que utilizar la puntilla, como se hizo en este caso en Algemesí. No obstante, indican que la puntilla tampoco provoca la muerte instantánea y recuerdan que la UE prohibió hace años la puntilla como método de sacrificio por ser «cruel».

«Diversión» infantil

«Esto es lo que vimos ayer en este novillo, que una vez arrastrado fuera de la plaza, aún respiraba embadurnado de 'spray' de nieve, y con el que todavía algunos niños de Algemesí se divertían», afirma el veterinario y presidente de Avatma, Jose Enrique Zaldívar. El toro que aparece en las imágenes, sin embargo, no está vivo. Parece mover la cabeza en un momento en que se estira la cuerda sujetada al cuello. Los niños, rodeados de familiares, se acercan a él con la seguridad de que no hay peligro. Se podrá estar más o menos de acuerdo con esas prácticas, pero el toro se saca una vez terminada la lidia de la plaza de toros con la certeza de que ya está sin vida.

En este contexto, la presidenta de la plataforma, Marta Esteban considera que esto «también es tauromaquia» y manifiesta que tan «horrible» como «terrible» es el sufrimiento de este animal y que a los niños se les enseñe a divertirse con la tortura y la muerte, «ignorando» el sentimiento de empatía o compasión hacia él. Esteba señala que las autoridades no están cumpliendo las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas que, en sus revisiones a México, Colombia y Portugal, urge a los estados a proteger a los menores de la violencia física y mental de la tauromaquia.

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