El agua volverá a correr por los dos vasos del «llavaor» de l'Alquerieta. Las obras de rehabilitación de este edificio declarado Bien de Relevancia Local están prácticamente acabadas, a falta de la pintura interior y la conexión eléctrica. Se trata de la última obra pendiente del Plan Confianza o Plan Camps, una iniciativa que el Consell impulsó en el año 2009 para generar empleo y que se ha demorado al renunciar en su día la empresa adjudicataria al contrato por los impagos de la propia Generalitat tras haber paralizado los trabajos en un primer momento. No es el único proyecto que se ha prolongado durante años en Alzira.
La rehabilitación del lavadero de l'Alquerieta ha respetado finalmente los dos vasos originales, que volverán a tener agua aunque no el uso original -una depuradora se encargará de que corra a modo de dos pequeñas piscinas-, y el nuevo gobierno tiene pendiente decidir qué uso tendrá el edificio para el que a lo largo de los años se han barajado diferentes alternativas, incluso ser la sede del museo fallero, ya descartada. Cierto es que el proyecto original planteaba eliminar los dos vasos, dejando una nave de unos 240 metros cuadrados de superficie más diáfana, aunque esta opción fue desestimada.
El edil de Urbanismo, Fernando Pascual, comentó que el edificio forma parte del patrimonio histórico-artístico municipal y que, tras su restauración, se puede incluir en las rutas visitables o se puede ofrecer a las asociaciones que hay en l'Alquerieta, desde la falla a la de fiestas, para celebrar algunos actos. Se trata del único lavadero que se conserva en Alzira, que mantiene además el escudo de la ciudad con la corona mural, la republicana. La instalación fue inaugurada en marzo de 1937 por el último alcalde republicano, Francisco Oliver.
