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Alzira enseña a ver como un ciego

La falla Colmenar y la Once han organizado una exposición conjunta y un circuito de habilidades que trata de mostrar a la ciudadanía cómo es el día a día de una persona que carece de visión

Cuando a María Dolores y a su marido les propusieron desde la Once probar a entender cómo afrontaba su hija invidente una situación tan normal como desplazarse por el interior de una casa, no dudaron. Aceptaron el reto.

María Dolores todavía se emociona al recordar cómo vivieron aquella reveladora experiencia, «nos taparon los ojos y nos pusimos en su piel. No fue agradable. Para nosotros fue muy duro», rememora.

La madre de Mireia es además la presidenta de la Falla Colmenar de Alzira, la falla que en estrecha colaboración con la Once ha organizado esta semana una serie de actividades encaminadas a que la ciudadanía empatice con las personas invidentes y entienda cómo viven, cómo se sienten y con qué obstáculos se encuentran en su rutina diaria.

Una carrera de obstáculos

Cuestiones que a menudo pasan desapercibidas para la mayoría de la población, como las típicas cajas apiladas en medio de una acera o unas escaleras apoyadas en la pared, pueden provocar situaciones de tensión para quienes no cuentan con el sentido de la vista para detectar peligros, e incluso pueden acabar provocando accidentes.

Con el fin de poner el foco sobre este tipo de problemáticas se organizó una exposición y también un circuito de habilidades visuales en la Casa de Cultura alcireña que permanecerán instalados hasta el 23 de diciembre.

La exposición se compone de varios objetos usados habitualmente por las personas ciegas, como son despertadores y relojes que dicen la hora, cuentos parlantes, identificadores del color de la ropa o incluso tensiómetros. Todos ellos instrumentos diseñados para mejorar la calidad de vida de los invidentes.

María Dolores explica que han ido recopilando con el paso de los años un buen número de utensilios, aunque la mayoría de los expuestos en la Casa de la Cultura alcireña forman parte del catálogo privado de la Once.

Circuito de habilidades

En el circuito de habilidades se dispusieron varios obstáculos en el suelo y se vendaron los ojos a los participantes. Una vez la persona en cuestión no podía ver nada se le dio un bastón y se le invitó a dar la vuelta.

«Cuando perdemos la visión del mundo que nos rodea es sorprendente. Este es un circuito sencillo y a pesar de ello estás absolutamente vendida», relata Begoña Sánchez. Ella es la directora de la compañía Samaruc Teatre y trabaja con personas invidentes.

«Rebelión en el escenario» es el título de la obra que se representó esta semana con motivo de la exposición. Una pieza en clave de comedia en la que la mayoría de los actores son ciegos con diferentes grados de visibilidad.

Pedro Fernández es uno de los actores y cuenta que: «cuando te quedas ciego piensas que el mundo se ha apagado, que ha acabado definitivamente, pero no, gracias a la Once descubrí que el teatro existía y me enganchó».

Asun Torrent, otra de las actrices de la obra, es invidente desde que nació, estudió en colegios especiales y lee braile. A lo largo de su vida ha sido funcionaria de la Generalitat Valenciana, ha estudiado idiomas y un buen día decidió jubilarse y disfrutar de la vida y en eso está, ahora es una más de la compañía de teatro y participa siempre que puede en las actividades que la hacen feliz.

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