A los constantes episodios de perros y gatos abandonados en la comarca de la Ribera, ahora se suman también un poni, un caballo español y un pequeño cerdo vietnamita localizados en Alzira en apenas unas semanas.
Los equinos fueron interceptados por dos estudiantes de veterinaria alcireñas en días distintos, pero en idéntico estado lamentable. «Al poni», relata Silvia Arlandis, «prácticamente ni lo podíamos tocar; el estado de pánico permanente en el que estaba sumido el animal le dejaba en shock cada vez que intentábamos acariciarle el lomo, la cara o las patas».
Silvia supone que el caballo había sido utilizado en las competiciones de tiro y arrastre durante toda su vida, al menos veinte años dedicados a soportar un continuo sobreesfuerzo que dejó al animal exhausto y marcado de por vida tanto físicamente -a tenor de las heridas manifiestas en su delgado cuerpo- como psicológicamente puesto que el animal «tensa cada músculo cuando nos acercamos a curar sus heridas», lamenta la alcireña.
Poni en régimen de acogida
El poni está actualmente en régimen de acogida. Ellas se hacen cargo de los gastos de su manutención: «le alimentamos con forraje, que nos cuesta alrededor de 120 euros mensuales que pagamos como podemos, organizando cenas benéficas o a través de padrinos», cuenta la estudiante.
Claus fue rescatado el 19 de diciembre mientras rondaba las inmediaciones de un centro comercial situado en la capital ribereña. El animal paseaba desde hacía tiempo sólo por el pueblo sin rumbo y famélico. En este caso además fue encontrado con la boca llena de barro al haber estado intentando hidratarse sin éxito en los escasos charcos que iba encontrando a su paso.
Un buen nombre: Coraje
A través de la redes sociales, varios vecinos de Alzira dieron la voz de alarma: un caballo vagaba perdido por las inmediaciones de la calle San Salvador del municipio. El animal desorientado y desnutrido había sido localizado en muy mal estado, «estaba lleno de tumores visibles y no había comido nada en mucho tiempo, se le marcaban las costillas», rememora Arlandis.
También a través de internet solicitaron ayuda para poder pagar la alimentación, los veterinarios y el transporte pues no era el primer equino que localizaban las jóvenes. Coraje -así se llama- está en acogida temporal. De momento las alcireñas han podido garantizar su estancia en una protectora durante dos meses, aunque de nuevo la incertidumbre regresará pasado año nuevo.
Ellas ya han pedido una reunión con el concejal de Sanidad alcireño con la intención de comunicarle la problemática. Una cuestión que no es menor, explica Arlandis, «ya que no es la primera vez que se da un caso de este tipo en la ciudad». Ella misma rescató otro caballo años atrás.
Las jóvenes lamentan que la Policía Local no disponga de un protocolo de actuación cuando se dan este tipo de situaciones. «Ahora», apunta Arlandis, «el poni nos busca con la mirada cuando nos vamos del cercado, no quiere que le dejemos solo».
En el último caso, fueron los voluntarios de Lacua quienes encontraron a un cerdo vietnamita atropellado en la carretera. En un principio lo llevaron a la Policía Local, aunque acabó en las instalaciones veterinarias de la protectora. El animal está ya a merced de la Universidad de Valencia, que se está haciendo cargo.
