La vida adquiere tintes inolvidables cuando se acerca a la muerte. Es complicado entonces satisfacer las exigencias (para algunos mínimas, para otros máximas) de las personas que están cerca de decir su último «adiós». Lo experimentó perfectamente hace unos días la familia de Moisés Espert Martínez, un hombre de 48 años de Alginet que falleció después de una hercúlea lucha contra el cáncer. Lo hizo en el Hospital de la Ribera, ante la presencia de un gran número de familiares y amigos que quisieron estar con él en su despedida. También lo hizo, para indignación de sus allegados, ante otras personas menos próximas, ya que el centro alcireño no atendió las peticiones de la familia y no lo trasladó a una habitación individual «a pesar de que sí que habían disponibles», según denuncian familiares.

El Hospital de la Ribera es uno de los más preparados en ese sentido de todo el territorio valenciano. Es el segundo con mayor número de habitaciones individuales, sólo por detrás del magnánimo edificio de la nueva Fe de Valencia. En el centro hospitalario alcireño existen un 90 % de habitaciones de una sola persona, mientras la mayoría de los hospitales valencianos tienen la totalidad de sus hospedajes doblados, con dos y hasta tres camas por habitación. Ante dichas cifras, el Hospital de la Ribera alega que existiría una situación de especial carga asistencial y que fue imposible, según la versión de los médicos que atendieron al paciente alginetino, ofrecerle un espacio individualizado.

«Es lamentable porque la familia sólo pidió una habitación para él solo cuando nos dijeron que le quedaban pocas horas de vida. Queríamos pasar los últimos momentos con Moisés en la intimidad. Sólo su familia y sus amigos con él pero no nos dejaron y encima nos respondieron con muy malas formas. Nosotros estuvimos casi una semana por el hospital y pudimos ver perfectamente que había habitaciones libres pero no quisieron y Moisés se tuvo que morir con una persona al lado. No es justo», aduce una miembro de su familia.

Los portavoces del hospital niegan que existiese ningún tipo de incidencia con la familia y que existe la plena voluntad de, en dichos casos, ofrecer las mejores condiciones a los pacientes y a las familias pero que en dicha ocasión no fue posible por la alta congestión de pacientes en el centro. Según el hospital, en otras infraestructuras sanitarias no existiría debate porque el nivel de habitaciones individuales es ínfimo y los pacientes deben adaptarse a las circunstancias.