Los animales merecen una segunda oportunidad, aunque ello signifique viajar a miles de kilómetros de distancia para encontrar a una familia. El elevado número de abandonos ha provocado que las protectoras de la comarca de la Ribera empiecen a buscar adoptantes más allá de nuestras fronteras y ya son diversas las familias europeas que han acogido a una de estas mascotas.
En España puede sorprender que en Francia o Suiza estén dispuestos a pagar hasta más de 200 euros por un perro procedente de una protectora que, cuando lo adopta una familia española, no tiene apenas gastos. Pero los europeos aceptan pagar los costes de transporte, el chip del animal y la esterilización porque en sus países de origen estos trámites aún son mucho más caros.
En Francia hay que pagar alrededor de 250 euros para sacar al animal de la protectora y el precio se dispara hasta los 600 euros en Suiza, según cuenta Olga Lacruz, presidenta de la protectora de Cullera, Rescue and Love. También las esterilizaciones son mucho más caras. En Suiza rondan los 300 euros, mientras que en España están entre los 30 y 90 euros, dependiendo del peso del animal.
Además, en Europa prácticamente no se ven animales abandonados por la calle, mientras que en España ocurre todo lo contrario. De hecho, Rescue and Love está colaborando con otras dos protectoras para acoger galgos que han quedado abandonados tras la temporada de caza en zonas del sureste de España.
De Sueca a Suiza
Y, en Sueca, la protectora Proansu ha creado recientemente en una red social una página para promover las adopciones en Suiza. Una vecina de Sueca que vive allí se encarga de gestionarlo. De momento, ya han completado una adopción con éxito y un perro ha empezado su nueva vida en Berna (Suiza). La voluntaria de Proansu que vive en Suiza también acaba de adoptar a un can y hay diversas adopciones en proceso.
Desde Proansu cuentan que los suizos interesados en adoptar una mascota española pagan alrededor de 200 euros: 120 euros por el transporte y el resto para las vacunas, el chip y la documentación.
«La gente que adopta perros de fuera de su país es gente solidaria. Saben, en el caso de España, que la situación es la de un país donde hay muchos perros abandonados, maltratados o viviendo en jaulas gran parte de su vida», cuenta la voluntaria de Proansu, mientras añade: «En Suiza apenas hay casos de maltrato de perros y, en casi cuatro años que llevo viviendo, nunca he visto un perro abandonado». Según explica, hay protectoras suizas que también cuidan perros procedentes de otros países.
Los podencos, por ejemplo, son una raza muy popular en Suiza y Holanda, según Lacruz. Y, a pesar de que las mascotas ribereñas empiezan una nueva vida a miles de kilómetros, las protectoras también hacen un seguimiento una vez realizada la adopción para comprobar que el animal está en buenas manos.
Normalmente, suelen tener una persona de confianza en el país que comprueba que la mascota está bien.
