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El Catastro rectifica y deja de equiparar invernaderos de Alginet a naves industriales

Hacienda admite el recurso de La Unió y anula una valoración catastral de 134 euros por metro cuadrado Acepta que no se trata de una construcción

Invernadoros junto a tierra cultivable de Alginet. vicent m. pastor

Los recursos y alegaciones elaborados por los servicios técnicos de La Unió de Llauradors para que la regularización catastral que lleva a cabo el Ministerio de Hacienda se ajuste a la realidad han comenzado a dar sus frutos. El sindicado ha conseguido anular la valoración catastral de un invernadero de casi 25.000 euros de Alginet. La Dirección General de Catastro consideraba este invernadero como una construcción y establecía un precio unitario de 134,09 euros por metro cuadrado, pero al final ha dado marcha atrás al aceptar el recurso de La Unió.

Los dirigentes del sindicato agrícola pidieron recientemente a la Dirección General de Catastro una revisión de la tipología de los invernaderos, ya que los valora como una construcción de uso industrial y los clasifica como nave de fabricación y almacenamiento cuando no es el caso porque se trata de estructuras ligeras e inherentes al cultivo.

La modificación del procedimiento de valoración de construcciones en suelo rústico del año 2007 cambió la tipología y la categoría de los invernaderos, lo que provocó un aumento de sus valores catastrales. Como cinsecuencia, los agricultores deben pagar cantidades desorbitadas. Esta situación afecta en la Ribera a productores de hortalizas, cultivos tropicales (kiwi, aguacate, etc.,.) e incluso a los cítricos pues hay muchos protegidos con mallas.

Una herramienta del campo

El recurso de la Unió argumenta que los invernaderos son simplemente la herramienta necesaria para el control de la temperatura ambiental y del suelo, humedad relativa, la concentración de anhídrido carbónico en el aire, luz, etc., para el desarrollo de los cultivos que se establezca y en ningún caso se trata de una instalación de almacenamiento al destinarse al cultivo y desarrollo de bienes perecederos, alimentos.

La tipología de invernaderos en la agricultura mediterránea es muy variada. Sus materiales en la cubierta son plásticos o mallas de hilo de plástico y la estructura de hierro galvanizado o sin galvanizar y alambre galvanizado. Se trata de estructuras con un peso tan bajo por la tipología de la estructura y cubierta que no se puede considerar como una construcción industrial.

Las consecuencias económicas de la tipificación de los invernaderos como construcción industrial por la Dirección General de Catastro son lesivas para los agricultores, que realizan inversiones elevadas en un medio de producción agrícola de carácter absolutamente provisional, desmontable, con cubierta permeable y con una estructura frágil.

Carlos Parrado, responsable del departamento de ingeniería de La Unió, indica que «al ser un medio de producción, la tipificación de un invernadero es inherente al cultivo y al suelo y, por tanto, quedando claro que no se trata de una construcción, es al suelo a quien aporta una característica de igual manera que un cultivo. Considerarlo una construcción, añade, «provoca una desigualdad manifiesta sobre los agricultores, incrementando de manera ficticia su patrimonio, con las consecuencias fiscales que tiene, y generando impuestos injustos que descapitalizan el bien en pocos años», subraya Parrado.

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