Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«Vi cómo se cortaba el cuello el alcalde republicano de Alzira»

El último brigadista internacional con vida relata cómo Francisco Oliver se afeitó, se secó con una toalla y se rebanó el cuello con una navaja al ver frustrada su salida de España por el puerto de Alicante

José Almudéver, el último brigadista internacional con vida, en palabras del concejal alcireño Ivan Martínez, fue testigo en el año 1939 de cómo el alcalde republicano de Alzira Francisco Oliver González se cortaba el cuello al ver frustrada su huida en el puerto de Alicante al finalizar la Guerra Civil. No le conocía y supo a posteriori de quién se trataba, pero ayer detalló los últimos momentos con vida de Oliver durante el homenaje que le tributó el Ayuntamiento de Alzira coincidiendo con el 85 aniversario, mañana jueves, de la proclamación de la Segunda República.

«Yo estaba detrás», recordó, mientras relataba que vio como Francisco Oliver empezaba a afeitarse. «Había una mujer en cinta que se había acostado sobre tres hileras de sacos de lentejas para descansar y entre sus cabezas habrían 50 centímetros de distancia todo lo más». Acabó de afeitarse, se secó con un toalla y vi el gesto, aunque no sabía que llevaba la navaja en la mano, se degolló», recordó Almudéver, mientras señalaba que la mujer reaccionó con un grito estremecedor «y dio a luz».

La historia de cómo se quitó la vida Francisco Oliver se conocía pero no fue hasta hace siete años cuando, casi de forma casual, aparecieron testigos directos a raíz del testimonio de una mujer sobre sus vivencias el último día d la Guerra Civil, el 1 de abril de 1939, en el puerto de Alicante, en el que recordaba cómo justo delante de ella «un hombre se rebanó el cuello con una navaja». Carmen Arrojo aseguraba entonces que no olvidaría nunca el grito «espantoso de una de sus hijas». Al hilo de este testimonio, Julio Pérez Roda ofreció en la Cadena Ser sus recuerdos de ese hecho sucedido durante los días que pasó en el puerto de Alicante a la espera de un barco que debía facilitar la huida a los republicanos. Tenía entonces sólo 9 años y, según el recuerdo de lo que entonces escuchó, antes de cortarse el cuello con una navaja Francisco Oliver se habría encendido un puro.

José Almudéver, de 97 años, no citó ayer la escena del puro, tampoco si la mujer que dio a luz tras el «shock» que le produjo el suicidio de Oliver era su hija, pero recordó cómo la entrada de «dos barcos fascistas» en el puerto con la infantería de marina a pesar de que estaba bajo el control del Comité de No Intervención provocó una sucesión de suicidios de republicanos que veían frustrada su salida de España. «No tenían salida, hubo 45 suicidios, no fue sólo él», comentó en referencia a Francisco Oliver. Recordó que había llegado el 29 de marzo con su padre al puerto y que al día siguiente vio llegar «a las once de la mañana» al consul francés y al inglés que acompañaban al doctor Peset, lo que ya le hizo sospechar que algo no iba bien.

Almudéver relató la creación de las brigadas internacionales, en las que participó en defensa de los ideales republicanos -él había nacido en Francia- y lamentó la falta de apoyo del resto de países europeos y en particular de Francia, con un presidente socialista, a la Segunda República.

Compartir el artículo

stats