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Ayuda ribereña a los refugiados

Los antellenses critican el maquillaje de la zona cuando acuden las autoridades políticas: «después todo sigue igual»

Ayuda ribereña a los refugiados

«Si quieres ayudar, no valen las excusas. Siempre puedes». Los bomberos de Antella Juan Carlos Teruel y Fernando Lozano tienen la solidaridad internacional grabada en la piel. Integrantes de la asociación Bomberos en Acción, volvieron recientemente de tierras griegas en las que conocieron un «drama humano» de los refugiados (en palabras de Teruel) que no habían visto nunca. Y eso que son duchos en la ayuda a lo largo y ancho del mundo. Uno encadenó su estancia en Nicaragua con la expedición de Grecia, mientras el otro marchó por voluntad propia a realizar trabajos de rescate en el terremoto de Ecuador apenas dos días después de volver de Idomeni. «Nos hemos encontrado gente de todo el mundo, incluso dominicanos. Están muy desolados porque han perdido su esperanza, ya que nadie les da solución», explica Lozano. Familias enteras que huyen de la guerra y que no son bienvenidos por las autoridades europeas. Sólo el pueblo (personificado a través de ONG's) han salido al rescate de los refugiados. «En Turquía pagan y les dicen que van a ser trasladados a Alemania. Cuando llegaban a Grecia nos exigían a nosotros que les ayudásemos a continuar su camino. Pero las autoridades los introducen en campos de internamiento que realmente son prisiones. Cuando la gente está allí semanas, empiezan a desesperarse», recuerda Teruel.

Los antellenses se sorprendieron por la limpieza que vivió la zona cuando llegaron los dos Papas, el católico y el ortodoxo. Desplazaron a refugiados, limpiaron paredes, quitaron temporalmente concertinas (vallas criminales para evitar la entrada en territorio europeo). Cuando los representantes religiosos marcharon, nada mejoró.

«El Egeo está ahora muy controlado. Desde que fuimos hasta estos días sólo han entrado dos embarcaciones. Se ha notado mucho desde que Europa ha dado el dinero a Turquía», dice Teruel. «Cada dos kilómetros hay puestos de control de ONG's esperando que lleguen los refugiados para atenderlos. Hay de muchos países pero sobre todo españoles. Las autoridades europeas sólo actúan en funciones de seguridad, no de rescate», arguye Fernando Lozano, quien añade: «Europa allí no está».

Los bomberos ribereños desarrollaron funciones de vigilancia costera de salvamento durante las noches y por las mañanas y tardes se sumaron a otros proyectos internacionales para prestar ayuda en los campos como el de Moria. «En la capital de Lesbos se ve un contraste impresionante que nosotros no habíamos visto. Cuando asistes a un terremoto o a una catástrofe natural de otro tipo como ha hecho Fernando en Ecuador ves a toda la población volcada en la ayuda pero en Grecia veíamos a gente tomando copas en los bares y a tres o cuatro kilómetros todo el desastre humano de los refugiados. Es una catástrofe humana», se queja Juan Carlos Teruel.

La improvisación ha sido el «modus operandi» de Europa desde que estalló la guerra en Siria que ha acabado por provocar la huida de los refugiados. «Como refugiados están tratando a los sirios y poco más. Allí se crean guetos pero a gente de otras nacionalidades no se les está dando el mismo trato. La gente no sabe qué va a pasar con ellos. Nadie sabe nada», añade Teruel, quien reflexiona sobre el desconocimiento general que hay en España sobre la situación de los refugiados. Cuentan con historias de sobra para cambiarles por dentro para siempre. «Conocí a un chico que era físico y había pagado 4.000 euros por pasar a Grecia porque el ISIS lo perseguía por negarse a crear gas mostaza. Conocimos también a Hassan, un chico de 24 años con el que lloramos los dos. Llevaba una bala en la cadera y recordaba su vida normal. Una pena. Allí está, esperando que alguien lo opere», rememora Teruel.

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