Rodeado con una valla de dos metros de altura que encubre el verdadero estado de dejadez a los viandantes, el solar esconde abundante vegetación y una balsa donde se reproducen los dípteros. «Este año estamos notando mucho el incremento del número de mosquitos y creemos que es por la charca», explica una vecina. «No nos libramos de los insectos ni con insecticida. Nos vemos obligados a dormir con las ventanas cerradas», concluye. v. tomàs alzira