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ejemplos a seguir

E n el fútbol, desgraciadamente, los buenos ejemplos se tienen que subrayar. Abundan los modelos que poco aportan a la adecuada educación en valores de los jóvenes, basados a menudos en prototipos de hombres blancos, sin aparentes discapacidades físicas y occidentales. En dicho acotado mundo quedan fuera los matices y la diferencia. También la riqueza de lo diverso. Es una crítica muy generalizada a un fútbol excesivamente televisivo que, sin embargo, sirve para valorar más a aquellos y aquellas que entienden el deporte rey como algo bien distinto. Javier Pérez llegó a la presidencia de la UD Alzira casi de rebote. Muchos no hemos olvidado aquella tarde de verano de hace cuatro años cuando en la asamblea se presentó un socio que se mostró ante el público de forma tímida y que no tuvo problemas para después imponerse en las votaciones.

A partir de ahí empezó un periodo de tranquilidad en el club que muchos no hubiesen apostado dos meses antes. La UD Alzira venía de vivir un auténtico esperpento en la gestión, que la situó en el abismo. Un dato clarificador: La nueva directiva de Pérez tuvo que depositar 10.000 euros en la federación para poder tramitar la primera ficha. La deuda, uf, la deuda. Medio millón de euros que se han podido recortar muy poco a poco, sobre todo porque han seguido apareciendo «sorpresas» de los anteriores mandatos. Eso no ha sido óbice para que el Alzira recuperase el prestigio perdido. El club no ha fallado ni un solo mes en el pago a los jugadores y éstos (acostumbrados a ver como clubes de la élite se disolvían como el azúcar en el café) entendieron que vestir la zamarra blaugrana era un reto futbolístico pero también un seguro monetario. ¿Cómo se ha conseguido? Sobre todo, con humildad. Hay palabras que pierden el sentido de tanto usarlas de forma trivial pero en el caso de Javier Pérez y su junta directiva es totalmente adecuada en este caso. Siempre han trabajado con el conocimiento de que la situación era muy complicada pero nunca han mentido a nadie y de la mano de, sobre todo, Dani Ponz en el banquillo, han vuelto a ilusionar a la parroquia alcireña, con aletazos de buen fútbol y posibilidades de subir a Segunda División B.

Su forzada despedida honra, un poco más, la figura de Javier Pérez. Se va porque sabe jerarquizar. Ama a la UD Alzira pero quiere mucho más a su familia, de la que se siente en deuda. Todo un ejemplo.

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