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Vecinos que transmiten salud

Un grupo de voluntarios ayuda a sus conciudadanos de l'Alquerieta a romper barreras y tabúes para integrarse

Por quinto año consecutivo, el proyecto RIU (Replica, Innova, Une) ha formado a un grupo de personas como agentes de salud. Su misión: Romper las barreras culturales, generacionales y educativas en términos sanitarios, acabar con tabúes o estigmas y reducir las desigualdades sociales. La mejor manera de hacer llegar un mensaje a un determinado colectivo es que lo transmita un miembro del mismo, por eso cada año una serie de voluntarios recibe una pequeña formación para que sea capaz de acercar a los suyos información básica en temas de salud como revisiones médicas para detectar enfermedades como el cáncer o el SIDA, o sencillos trucos y hábitos saludables. Uno de estos agentes, Mohamed Belkhir, tiene claro que aunque «haya acabado el curso, esto indica que un nuevo empieza y nos toca seguir transmitiendo lo que hemos aprendido».

A lo largo de una serie de talleres y actividades, tanto Mohamed como Antonia Moreno, otra de las participantes del proyecto este año, se instruyen para después poder transmitir sus conocimientos al resto de vecinos. Mohamed explica cómo, antes del proyecto, «desconocía que los hombres también se podían ver afectados por el cáncer de mama, ni conocía que existían programas de prevención del cáncer de colon, así como la existencia de revisiones periódicas», narra. Y eso que él lleva en nuestro país más de diez años.

Dejar de lado el miedo

Entre las principales tareas de este grupo, tanto de profesionales como de agentes de salud, se encuentra la de romper barreras. Una de ellas, la del miedo. El temor de acudir al médico, el terror de recibir un diagnóstico que los oídos no quieren oír. Antonia cuenta cómo, por ejemplo, el cáncer supone un tabú para la etnia gitana: «Nosotros somos muy reacios a hablar sobre el cáncer, muchas personas dicen que simplemente mencionarlo o acudir a una consulta implica que lo vas a padecer; por eso la labor que tenmos aquí es la de hacer ver que eso no es así, que las revisiones son necesarias y que, en el caso de que te detecten un cáncer, que sepan que eso no implica, ni mucho menos, que te vayas a morir», narra la vecina de Alzira.

No todo es hablar de ir al médico, una de las actividades con mayor éxito es la elaboración de una ruta para ir a caminar que tenía una doble vertiente saludable: «Durante todo el año hemos hecho una ruta», explica Antonia, «por Alzira, la gente que quería se apuntaba y caminábamos; mientras tanto, se le explicaba a la gente algunos hábitos alimenticios saludables, así matábamos dos pájaros de un tiro».

La coordinadora del proyecto, Dory Aviñó, deja claro que no se trata «tan solo de un plan de acción en el barrio de l'Alquerieta, o solo de minorías étnicas; está pensado para toda la población», explica. Aunque no se puede negar la importancia que tienen tanto las minorías como el propio barrio alcireño por las propias circunstancias: las personas que vienen de otras países o que tienen unas culturas diferentes se encuentran una serie de dificultades ante un hecho tan cotidiano como una revisión médica.

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