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Medio Ambiente

La laguna de Sant Llorenç agoniza

La sequía agrava el deterioro del humedal de Cullera, que se ha reducido de 30 a 4 hanegadas en medio siglo

La laguna de Sant Llorenç agoniza

La balsa de Sant Llorenç de Cullera atraviesa una situación más que delicada. La laguna ha pasado en los últimos cincuenta años de ocupar una superficie de 30 hanegadas de terreno pantanoso a las menos de cuatro actuales y presenta además un avanzado estado de dejadez, según confirmaron ayer a Levante-EMV diferentes representantes del mundo agrícola y grupos ecologistas. Por este motivo, los agricultores han mostrado en reiteradas ocasiones su preocupación por el estado de la charca y han pedido a las administraciones que tomen cartas en el asunto para salvar el paraje. Pese a ello, realizar alguna actuación parece imposible al tratarse de un paraje privado.

La balsa de Sant Llorenç viene a ser como una especie de Albufera en miniatura, con un comportamiento parecido a la grande, pero en menor escala. La charca se nutre de los sobrantes acuíferos de los arrozales y las acequias que van por el margen izquierdo del Xúquer. El lugar es idílico. Situado entre los conocidos como «Cabessols», está en medio de una valle poco profundo rodeado de campos, con una gran variedad de fauna y flora, en especial juncos y cañas, sumado a especies animales como todo tipo de aves, en especial aves migratorias que tomaban la balsa como lugar de paso. A pesar de ser uno de los lugares más hermosos de cuantos posee Cullera, junto con otros como el Estany, la balsa es un lugar casi desconocido para la mayoría de sus vecinos. La desecación disminuyó su volumen espectacularmente con el paso de los años y en épocas de sequía mengua espectacularmente su superficie, dejando ver arenales y zonas enfangadas donde el agua se pudre, en un lugar donde hasta no hace mucho, el agua era la que predominaba. En 2004 se intentó recuperar la balsa a través de la concejalía de Medio Ambiente. Se buscaba rescatar el paraje para que los propios cullerenses e incluso los vecinos de toda la comarca y visitantes en general pudiesen disfrutar de la misma. Sin embargo, en los 12 años transcurridos desde ese momento nada se ha hecho para mejorar la situación. El paraje es privado y en 2008 los propietarios mostraron interés para vender el embalse a la administración, pero nada se concretó.

Paraje abandonado

Por el momento, el futuro de la Balsa de Sant Llorenç sigue sin esclarecerse. La protección de la zona posiblemente garantice su conservación. Se trata, sin duda, de uno de los enclaves más emblemáticos de la Albufera pero, a su vez, uno de los más abandonados, desconocidos y poco tomados en consideración de todo el parque. Se alimenta también de aguas subterráneas, igual que otros ullals del parque. No existe, a pesar de su gran valor ecológico y medioambiental, ningún acceso que permita acercarse al paraje. Por otro lado, resulta imposible entrar al espacio ocupado por el humedal, dado que la anchura de la mata de vegetación que rodea a la balsa tiene en algunas zonas del paraje 120 metros de recorrido.

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