Las naranjas, los caquis, los albaricoques y las granadas son las frutas que más presencia tienen en las tierras de cultivo de la Ribera. El auge del almendro debido a los buenos precios de la última campaña no se reflejan en la estadística oficial sobre las superficie de cultivo correspondiente al año 2015. El almendro cuenta en base a este dato con 349 hectáreas del total de los terrenos cultivables en la zona, lo que representa un ligero descenso respecto del año anterior. «Yo abogo por empezar a cultivar almendros, no como se hace en los terrenos de secano, sino como si fuesen cultivos de regadío. Esto podría aportar un valor añadido a nuestra comarca», apunta Bernardo Ferrer, vicepresidente de la AVA.

El cambio climático ha comportado que los inviernos sean cada vez más suaves. Estas alteraciones en el clima impiden a los árboles y a las hortalizas terminar sus ciclos naturales. «Los 20 grados en diciembre impiden a las especies aletargar y eso imposibilita que produzcan de manera normal en primavera. Yo espero que todo esto vuelva a su normalidad lo antes posible», comenta Ferrer.

Esta condición ambiental y el precio que tienen que pagar los agricultores por el agua, ya que esta variedad requiere un uso abundante de ella, impide que el cultivo de las hortalizas en la Ribera crezca exponencialmente, solamente ha aumentado 5,7 % la producción de esta variedad en la zona.

Esto representa un total de 1.706 hectáreas en toda la comarca. Las hortalizas contaban años atrás con una superficie de cultivo mucho mayor, aunque con el paso del tiempo y la aparición de otros cultivos se fueron abandonando.

Por otra parte, cabe señalar el aumento de un 72 % de la superficie de viveros en la Ribera Alta -la conselleria no computa ninguno en la Ribera Baixa-, en la que se contabilizan 177 hectáreas, según las últimas estadísticas oficiales.