La afección en arrozales del parque natural de l'Albufera es reducida, pero su presencia no deja de ser una amenaza ya que puede arruinar cosechas enteras como ha sucedido en otros enclaves arroceros. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA) alertó ayer de que el hongo «Nakataea oryza», que provoca la enfermedad de la esclerotinia del arroz y, con ella, la pudrición y muerte de las plantas infestadas, «sigue propagándose por los arrozales valencianos por segundo año consecutivo» y que ante la ausencia de materias activas para combatir esta enfermedad los agricultores sólo tienen tres alternativas: que se autoricen las quemas de la paja -una medida que los municipios arroceros de la Ribera reivindican con fuerza-, optar por un enterrado profundo o su retirada. AVA advierte de la devastadora acción de esta enfermedad que amenaza con destruir toda la producción de los campos afectados.

La propia organización agraria recuerda que ya detectó el año pasado algunas explotaciones con evidentes problemas de podredumbre que el IVIA atribuyó finalmente a este hongo «que nunca se había manifestado antes con tal virulencia en el arrozal valenciano».

Los investigadores recomendaron varios métodos de lucha para hacer frente a la nueva plaga tras descartar desde el primer momento aplicaciones foliares de fungicidas ya que los agricultores no disponen de ninguna materia activa que resulte eficaz contra la esclerotinia del arroz. En su lugar, el IVIA aconsejó eliminar los restos de la paja, que es donde sobrevive el hongo, mediante la incineración, el enterrado profundo o su completa retirada de las parcelas. Un estudio de campo realizado por AVA-Asaja constata que los ataques de este hongo han sido frenados en todas aquellas parcelas donde el año pasado la conselleria autorizó la quema de la paja, mientras que el inóculo se ha seguido extendiendo esta temporada en los otros campos donde no se incineró excepcionalmente, sobre todo en explotaciones situadas en el marjal de Almenara.

AVA-Asaja señala que las otras alternativas no han resultado viables ya que, por un lado, los arroceros que tienen sus explotaciones cerca del lago no pueden enterrar los restos de paja a una profundidad suficiente, lo que acabaría agravando el problema, mientras que la retirada constituye un sobrecoste inasumible. El presidente de AVA, Cristóbal Aguado, reclamó ayer definir un plan de acción específico para combatir la esclerotinia del arroz.