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Patrimonio subterráneo antiaéreo

Cullera, Carcaixent y Alzira conservan refugios en los que la población se resguardaba en guerra de los bombardeos

Escalera del refugio de Cullera. levante-emv

Mientras que algunos multimillonarios invierten en la construcción de búnkeres subterráneos ante el temor a una catástrofe ambiental, accidente nuclear o ataque terrorista, existen espacios bajo sus pies que en tiempos bélicos sirvieron como refugio para cientos de personas. De esta forma, muchas de estas construcciones se levantaron en la Ribera durante la Guerra Civil española, las cuales se han rehabilitado en los últimos años con el afán de recuperar parte del pasado histórico.

Durante el periodo de la Guerra Civil, los aviones Heinkel, popularmente conocidos como la Pava, bombardearon diversas localidades de la comarca como Alzira o Carcaixent. Por ello, la necesidad de buscar protección y asilo se vio paliada con el levantamiento de construcciones bajo tierra -ya fuesen montañas o sótanos- que jugaban el papel de cobijo para el mayor número de personas. Pese a que dichos refugios cayeron en el olvido durante años o fueron aprovechados para realizar cualquier tipo de actividad, muchos de ellos se encuentran hoy en fase de recuperación y otorgan la posibilidad de adentrarse en las profundidades de la historia y conocer una parte de ella.

El Ayuntamiento de Valencia ha sido el último en sumarse a esta lista de municipios que apuestan por la recuperación de su patrimonio histórico, puesto que ha iniciado el proceso de rehabilitación del refugio situado en el patio interior del edificio consistorial. Una lista que en la Ribera coge forma gracias a municipios como Cullera. La localidad costera, que durante los años del conflicto contó con un total de cuatro refugios, restauró en 2010 dos galerías situadas bajo la Plaza de la Virgen, en pleno centro histórico. Aunque dicha construcción permanece inacabada y no llegó a ser utilizada, es hoy el Refugio-Museo de la Guerra Civil, el cual permite conocer el funcionamiento de una guarida antiaérea y el contexto en el que se enmarca, mediante visitas guiadas y una simulación de sonidos e iluminación que recrean los momentos de incertidumbre vividos en este tipo de construcciones.

Carcaixent no se quedó atrás y en 2012 restauró una doble galería abovedada con capacidad para 192 personas y situada en el jardín interior del Asilo de Nuestra Señora de los Desamparados, hoy de carácter privado. Se trata del único refugio antiaéreo que se conserva íntegro en el municipio, aunque se tiene constancia de la construcción de dos emplazamientos privados y otros dos públicos; el ya desaparecido se encontraba en el claustro del convento de las Dominicas. Cuenta, además, con un sistema de ventilación e iluminación, así como una de las entradas originales construida en 1938. La recién celebrada Fira Modernista de Carcaixent ha brindado la oportunidad a los vecinos de conocer una parte del pasado de su localidad con la jornada de puertas abiertas del asilo donde se encuentra la vieja edificación.

Las guaridas alcireñas

El presidente de la asociación Gaspar Dies para la recuperación del patrimonio histórico, Francesc Piera, destaca la subsistencia de este tipo de construcciones arquitectónicas tales como la del antiguo edificio de la Parrilla de Alzira, como bien indica el letrero que se ha logrado mantener, y en el cual se ha podido conservar una de las sirenas de bombardeos. La utilización del inmueble como sede del Ateneo Mercantil y su ubicación estratégica han facilitado la conservación de este elemento sonoro que se activaba desde el refugio para alertar a la población de los bombardeos aéreos.

El edificio se encuentra en la calle Faustino Blasco de Alzira y ha sido rehabilitado de la misma forma que el sótano, el cual, pese a no considerarse propiamente un refugio, servía como tal. Además, el periodista y cronista Alfonso Rovira recuerda que Alzira contaba con otros dos refugios. El primero de ellos situado cerca de la antigua plaza de San Agustín, en la plaza Mayor de la ciudad; y el segundo en el Hospital Santa Lucia. Rovira argumenta que dichos refugios no fueron suficientes para albergar a toda la población, de modo que muchos se veían obligados a desplazarse hasta la periferia para resguardarse de los aviones y buscar cobijo en los campos de naranjos próximos al cauce del río. Por ello, en localidades como Alberic, la existencia de un polvorín en el paraje natural de la Muntanyeta permitió que en ocasiones fuera utilizado por los vecinos como refugio. El polvorín ha recuperado hoy su estado original después de haber sido restaurado tras años de olvido.

Son muchos los vestigios arquitectónicos encontrados en la Ribera que permiten conocer y descubrir parte del pasado histórico de la comarca. No obstante, otros muchos han caído en el olvido o han sido borrados del mapa con el paso de los años, motivo por el cual conviene aplaudir la actuación de diferentes ayuntamientos por recuperar y conservar muchos de estos refugios, gracias a los cuales vecinos y vecinas pueden hablar hoy de su existencia.

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