Cuatro jóvenes de Sumacàrcer se han adentrado en el continente africano para participar en la maratón de Awasa, la prueba más importante de Etiopía, y ofrecer sus servicios de fisioterapia a los atletas de los centros de alto rendimiento de Bekogi y Haguere, además de facilitarles nuevo material deportivo. Todo ello a través del proyecto «Runners for Ethiopia».
Etiopía es cuna de grandes atletas como puedan ser Haile Gebrselassie, Kenenisa Bekele o Derartu Tulu. Pero su situación no es, ni mucho menos, la mejor para la práctica deportiva. Gracia García, fisioterapeuta de Sumacàrcer, da buena cuenta de ello: «Nada más llegas te das cuenta de las carencias que tienen allí los deportistas, pero no cualquiera, hablamos de atletas de élite». Bekogi y Haguere fueron las dos localidades en las que más tiempo pasaron las cuatro ribereñas, ya que allí hay sendos centros de alto rendimiento. «Sus instalaciones son horribles», cuenta García, «el material del que disponen para ejercitarse es muy deficiente, los atletas no tienen recursos».
Pero la cosa va más allá: «Allí tienen ciertos cuidados médicos, pero funcionan mayoritariamente a base de curanderos, carecen de tratamientos fisioterapéuticos y una gran parte de los atletas entrenan lesionados, están acostumbrados a competir de ese modo, desconocen la cantidad de cosas que nosotros sabemos sobre tratamientos específicos», explica García.
Y es por eso que a Etiopía van, cada año, cientos de corredores y fisioterapeutas de todo el territorio español, con motivo de la maratón de Awasa, para ofrecer sus conocimientos: «Nosotros nos encargamos de tratar a los corredores», relata la joven de Sumacàrcer, «les sometemos a los tratamientos que necesitan para recuperarse de sus problemas físicos y, a la vez, instruimos a su gente con nociones básicas de fisioterapia para que así sepan cómo actuar ante las lesiones más comunes en los atletas». Aunque eso no es lo único con lo que obsequian a los deportistas africanos: «Durante todo el año, recogemos material en pruebas celebradas por toda España y, al llegar, lo repartimos».
Además de enseñar, las jóvenes de Sumacàrcer han aprendido mucho de su viaje: «El equipo de 'fisios' que va allí es muy bueno, es gente que sabe mucho de la profesión y, además, te encuentras con lesiones de una magnitud que aquí no encontrarías jamás, así que también aprendes mucho», explica García.
La gente en Etiopía espera cada año la llegada de la expedición española: «Los etiopes son muy agradecidos», recuerda la fisioterapeuta de Sumacàrcer, «son conscientes de la ayuda que les proporcionamos, aunque sea por un breve periodo de tiempo, y se pasaban el día regalando abrazos a todos; cuando les dimos el material recogido se pusieron en fila india, impacientes, y nosotros nos sentimos como si fuésemos los reyes magos».
Aquellos recuerdos forman parte del pasado, pero al fijar la vista en el futuro, se dibujan nuevos momentos que, con toda seguridad, serán muy parecidos: «El año que viene volveremos, ha sido una experiencia que vale la pena, nos ha enriquecido y, además, sabemos que todavía tenemos mucho trabajo por hacer», sentencia García. La solidaridad de Sumacàrcer no tiene límites, ni conoce de fronteras y, el próximo año estará presente, nuevamente, en Etiopía.
