La lonja ha visto con el paso de los años una evolución en cuanto al modo de trabajar. En las décadas de los 70, 80 y 90 la subasta del pescado se realizaba con un subastador que cantaba los precios de puja en sentido descendente y en pesetas, hasta que algún comprador levantaba la mano. Con el paso de los años, ante la entrada en vigor de la normativa de la Unión Europea que estipula que el pescado fresco se debe de etiquetar, la Cofradía de Pescadores de Cullera realizó una serie de modificaciones en el sistema tradicional y desde el año 2000, funciona un sistema informatizado de subasta electrónica. El procedimiento en la actualidad es el siguiente: el pescado fresco recién llegado al puerto se pesa, se etiqueta y en un orden riguroso de llegada se coloca en la cinta transportadora. La subasta ya no se hace cantada, sino de forma electrónica con mandos a distancia, pantallas y monitores. Una vez el producto a subastar sale en la pantalla, el precio va bajando y los posibles compradores intentan ser los primeros en pulsar el botón cuando aparece el producto que desean comprar. Con este sistema se eliminan los posibles malos entendidos y las dudas.