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Cosecha

La pudrición de las raíces también amenaza el arroz de variedades más tardías

El sindicato AVA teme que el exceso de materia orgánica en la tierra por el uso de la técnica del fangueo malogre parte de la producción

La pudrición de las raíces también amenaza el arroz de variedades más tardías

El problema que pudre las raices de la planta del arroz y que afecta a una gran parte de la cosecha de este año podría propagarse también por los campos donde se cultivan variedades tradicionales más tardías y que, a priori, parecen sanos a primera vista. Esta patología, aparecida por la excesiva concentración de materia orgánica en el suelo de los arrozales debido al uso de la técnica del fangueo, no se observa hasta las últimas semanas previas a la siega, cuando la planta tiene que realizar el último esfuerzo para formar el grano del arroz y se encuentra sin los recursos que debería de haber almacenado durante el año, lo que provoca la muerte de la misma. Por el momento, algunos campos ya se han perdido por completo y en otros donde existe un porcentage bastante notable de afección los agricultores dudan entre realizar la siega o dejar perder la cosecha porque, según aseguran desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), el resto del cultivo podría estar también afectado o ser rechazado después en el proceso de selección.

El dilema que se plantean ahora algunos agricultores es decidir si se procede o no a realizar la siega, con los gastos que eso conlleva, sin saber ni siquiera si luego se va a poder vender el arroz y al menos cubrir los gastos. Algunos arrozales ya «se han dado por perdidos y los labradores no sacarán beneficio alguno pese a la inversión económica realizada durante el año», explica el vicepresidente de AVA y responsable del sector arrocero de Asaja, Miguel Minguet, a la espera de que las compañías aseguradoras puedan o no hacerse cargo de las pérdidas. A la mayoría de arroceros este problema les ha pillado por sorpresa pues, a pesar de que la enfermedad es conocida en el sector, hace apenas unas semanas los campos lucían un tapiz verde que mostraba, a priori, una cosecha sana. Otras parcelas, sin embargo, sí que se podrán segar sin ningún problema aunque, según asegura Minguet, «prácticamente todos los arrozales tiene al menos una pequeña parte de la cosecha afectada».

Como ya informó Levante-EMV, el origen de las enfermedades que matan la planta del arroz proviene de la anoxia del agua y de la proliferación de hongos a consecuencia de la concentración de materia orgánica que se genera al recurrir al fangueo. Este acceso de materia orgánica asfixia las raíces y debilita el cultivo. Cuando la planta muere, el agricultor se encuentra con un panorama desolador al cerciorarse de que las raíces de las plantas están negras y completamente podridas. «Al color negro de las raices le acompaña un olor muy fuerte y el fruto ya no es comercializable. Además, los análisis muestran que existe un nivel alto de hongos, pero desde el sindicato no pueden asegurar «si son los causantes de la muerte de la planta o atacan cuando esta está ya debilitada».

Problema localizado en Valencia

Minguet cree que la quema de la paja «es necesaria para no generar más masa orgánica», aunque estima que «no será suficiente para garantizar la mejoría de los arrozales ante el exceso de materia orgánica que existe», por eso estima conveniente aunar fuerzas entre todos los actores del sector y solicitar a Conselleria que tome la iniciativa en un problema que afecta solo a los arroceros valencianos. «En el resto de España está autorizada la quema de la paja y no tienen estos problemas, la relación parece bastante clara», sentencia.

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