Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Plaza de toros

Algemesí reclama protección oficial para su singular coso taurino

El ayuntamiento solicita por unanimidad que sea declarado Bien de Interés Cultural Impactan su diseño rectangular y su montaje con madera y cuerdas - Los peñistas lo construyen cada año de forma artesanal

Algemesí reclama protección oficial para su singular coso taurino

­La plaza de toros de Algemesí aspira a ser declarada Bien de Interés Cultural y formar parte, así, del patrimonio histórico del territorio español. El ayuntamiento local ha aprobado por unanimidad esta propuesta y la planteará ante la Generalitat junto a un estudio minucioso de los aspectos destacables del coso taurino, una construcción única al estar construida con madera y cuerdas para acoplarse al diseño de la plaza mayor del municipio. Su diseño actual es obra del arquitecto local Joan Segura de Lago y data de 1943.

Los aficionados taurinos de la comarca tienen una cita casi obligada en el calendario cuando declina el mes de septiembre, ya que eso significa la llegada de la Setmana de Bous de Algemesí. La fiesta está muy encardinada en el tejido social de la ciudad, cuyo ayuntamiento intenta ahora conseguir que la plaza de toros, todo un símbolo para el vecindario, sea declarada Bien de Interés Cultural.

Los festejos taurinos de Algemesí cuentan, según los documentos del archivo municipal, con siglos de tradición. En sus inicios compartía el calendario con la Festa de la Mare de Déu de la Salut, hoy declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, aunque con el tiempo se desvinculó de ésta. La necesidad de construir un recinto que garantizase la seguridad y, a la vez, el espectáculo de los vecinos inspiró al arquitecto Joan Segura de Lago, quien elaboró, en 1943, el diseño rectangular de la plaza, que se mantiene a día de hoy. Se tiene constancia de que los festejos taurinos se celebran desde hace al menos 150 años. El viejo recinto estaba formado por carros y maderas que se entrelazaban para formar barreras tras las que protegerse.

Otro elemento que destaca es su construcción y ubicación. Apenas unas horas después de los desfiles y la entrada de la Mare de Déu en la basílica de Sant Jaume, los miembros de las 29 peñas taurinas inician el montaje artesanal del coso taurino. Los cadafaleros colocan con esmero los tablones de madera, uno a uno, durante días de arduo trabajo. La tarea no es sencilla, ya que la edificación debe ser robusta para soportar la semana larga que duran los festejos. Los particulares peones carecen, en muchos casos, de formación en el sector de la construcción, pero conocen a la perfección el proceso de montaje, fruto de sus años de experiencia.

La plaza está dividida en 29 gradas (cada una construida de forma independiente por cada una de las peñas) dispuestas en cuatro secciones: de la 2 a la 4 forman el lado del Ayuntamiento, del 6 al 14 forman el lado de la Pastora, del 16 al 20 el lado de Xarpa, y del 22 al 29 el lado de la Iglesia. Quedan cuatro gradas que forman los cuatro esquinas del cuadrilátero, el 1, el 5, el 15 y el 21. Entre todas dan cabida a más de 4.000 personas durante la Setmana de Bous.

Su construcción, por tanto, es fruto del esfuerzo y la ilusión de los vecinos de Algemesí. Por ese mismo motivo se convierte en un símbolo que va más allá de una mera edificación. Se trata de un sentimiento que tiene como representación una plaza de toros, unas novilladas o los gritos apasionados del público, que responden a una larga tradición y una intensa manera de vivir las fiestas.

En unos días, los mismos que construyen esa singular plaza de toros seguirán el camino inverso y procederán a desmontarla, fijando ya la vista en la semana taurina del próximo año. Para entonces, tanto ellos como el ayuntamiento esperarán contar con que su coso, su forma de trabajar, su particular esfuerzo y, en definitiva, su tradición taurina, tengan como premio la declaración de Bien de Interés Cultural.

Compartir el artículo

stats