Con el objetivo de conmemorar el quinto aniversario de la declaración de la Festa de la Mare de Déu de la Salut como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco, el Consell Valencià de Cultura (CVC) celebró ayer en Algemesí una sesión plenaria llena de simbolismo. La última vez que se realizó se remonta a 2005, por lo que ha tenido que pasar más de una década para el regreso, además de la importante proclamación que ha situado a la fiesta ribereña como un referente ineludible de la cultura mundial, provocando, en paralelo, el mayor conocimiento de la historia y una llegada desconocida de turistas cada septiembre. La alcaldesa de Algemesí, Marta Trenzano, recibió en la puerta del ayuntamiento a los miembros del Consell, con su presidente, Santiago Grisolía, a la cabeza, acompañándolos hasta la sala donde el CVC se reunió en sesión ordinaria para tratar las diferentes cuestiones e informes que las comisiones de trabajo habían llevado para la ocasión.

La primera edil de Algemesí también aprovechó la ocasión para ratificar su intención de iniciar el proceso para que se declare Bien de Interés Cultural (BIC) la original plaza de toros que se edifica todos los años a propósito de la semana taurina posterior a la fiesta de la Mare de Déu de la Salut.

El pleno del Consell Valencià de Cultura aprobó dos informes para la declaración de BIC de la Diablessa y l'Oriol de Orihuela, elaborados por la Comisión de Legado Artístico, y dos informes más de la Comisión de Promoción Cultural: uno sobre el Anteproyecto de Ley de la huerta y el otro sobre el Plan Especial del Entorno del Jardín Botánico y la puerta de Quart de Valencia. También lo hizo con uno sobre el futuro Centro Cultural de Bombes Gens y con el último del orden del día, un informe sobre los derechos de los niños y las niñas.

Con posterioridad, los miembros del CVC visitaron la basílica y el Museu de la Festa.