«Parecía un terremoto del ruido que hacía (?). Los pinos eran como palillos». «Se acababa el mundo». Son los testimonios de dos testigos del desprendimiento registrado a mediodía de ayer en la vertiente de la solana de la Casella y que acabó con una piedra de varias toneladas de peso cruzando la carretera que sube el paraje tras derribar a su paso pinos, naranjos, una valla e incluso un muro de un campo ubicado al pie de la ladera y en el que se abrió paso antes de detenerse en la parcela situada al otro lado de la calzada. «En mi campo es como si hubiera caído un meteorito», relató Darío Lorente, el propietario de la primera parcela, en la que los impactos de la gran roca también destrozaron varios muros de separación entre bancales.

El desprendimiento y los posteriores trabajos para retirar la piedra obligaron a cortar el tráfico en dirección al paraje de la Casella, aunque se mantuvo abierto el paso para los vehículos que bajaban. El Ayuntamiento de Alzira solicitó ayer mismo la colaboración urgente del Servicio de Riesgos Geológicos de la Diputación de Valencia para que los expertos valoren lo sucedido y las posibilidades de que se produzcan nuevos desprendimientos. «Una vez nos faciliten el informe de situación se tomarán las medidas oportunas para disminuir el posible riesgo de un hecho que, en principio, parece puntual», señalaron fuentes municipales.

Los testigos relatan lo sucedido como una avalancha de rocas que se inició en la misma cumbre de la montaña. La mayoría de estas piedras se fueron fragmentando como consecuencia de los impactos y sólo una, la de mayor tamaño, llegó hasta la carretera de la solana. «Era un desprendimiento bastante grande, parecía un terremoto del ruido que hacía», relató Salvador Martínez, un vecino de Alzira que se había acercado a comprobar los efectos de las lluvias en un campo situado en el valle cuando, al bajar del coche, escuchó un fuerte estruendo a su espalda y, al darse la vuelta, observó el alud de piedras que bajaba por la montaña. «Me he quedado mirándolo como si estuviera bobo. Se ha llevado por delante todo lo que ha pillado, los pinos parecían palillos», relató, mientras estimaba que la roca que había saltado la carretera había recorrido «más de un kilómetro». «Bajando se ha hecho redonda, parecía una pelota y, a la velocidad que iba, todo lo que pillaba se lo llevaba por delante», comentó. Este testigo indicó que se encontraba a unos 300 metros del lugar donde finalmente cayó esta piedra que estima podía pesar «cuatro o cinco toneladas» -comentó que las piedras que se habían desprendido pesarían en conjunto tres o cuatro veces más- y que su temor principal al ver cómo se acercaba a la carretera era que pudiera impactar sobre algún vehículo o deportista. «Si pasa en un día festivo podríamos estar hablando de daños personales. Hoy además, hacía mal tiempo?», comentó, mientras incidía en que se trata de una carretera muy transitada.

Mª Dolores Rubio, por su parte, barría el patio de su casa cuando se produjo el desprendimiento. «He oído un ruido como si se acabara el mundo, parecía que caía toda la montaña. Estaba temblando porque iban cayendo las piedras, iban cayendo hasta que ha caído la gorda en el borde de mi parcela, a unos 30 metros de mi casa, y ha parado todo». Rubio coincide en señalar que la roca pudo haber recorrido un kilómetro antes de impactar contra la valla perimetral y los naranjos de su campo.

Darío Lorente, por su parte, indicó que en la zona más próxima a su campo la roca había «segado» tres o cuatro pinos y señaló que, posiblemente, los cambios de dirección derivados de estos impactos evitaron que cayera sobre la casa de la parcela inferior. «En mi campo ha abierto un camino de 30 o 40 metros como si hubiera entrado una pala», señaló, mientras explicaba que desde abajo se puede seguir por los impactos marcados en la montaña el recorrido de la gran roca hasta que llegó a la zona boscosa y se llevó por delante los pinos. «La suerte que hemos tenido es que había llovido y al golpear se frenaba, pero la piedra daba saltos muy grandes», comentó Lorente.