La lucha de El Perelló no cesa. Los vecinos, agricultores, hosteleros y asociaciones varias contrarios a las medidas de pacificación del tráfico aplicadas por la Conselleria de Obras Públicas y el Ayuntamiento de Valencia en la carretera del Saler (CV-500) llevaron ayer sus quejas al centro de Valencia. Los manifestantes, unas 200 personas (según los organizadores), protestaron ante las puertas del Ayuntamiento de Valencia y el Palau de la Generalitat para pedir que se reviertan las obras que ambas administraciones han llevado a cabo en la carretera CV-500. La presión vecinal ya ha obligado a la Generalitat a anunciar la retirada de los badenes, pero eso no es suficiente.

Los vecinos descontentos marcharon con pitos y bocinas detrás de una pancarta en la que reclamaban «no más límites al crecimiento» de las poblaciones del Parque Natural de la Devesa. Los convocantes —las asociaciones y vecinos de El Perelló, El Perellonet, El Palmar, Mareny y El Saler— pedían que se paralizara «sí o sí las obras en la CV-500».

Los manifestantes presentaron por registro de entrada un documento que, según explicó el teniente de alcalde de El Perelló, Juan Botella, detalla la problemática que han generado las medidas de limitación de velocidad y pide que se reviertan porque si no se eliminan estrechamientos, badenes y semáforos, los atascos y colas «llegarán hasta la Gran Vía de Valencia». Los propios agricultores de la zona ya advertían que estas situaciones se pueden dar ya que por la vía circulan vehículos con remolques, que deben reducir su velocidad al máximo para no volcar la mercancía. Otra de sus reivindicaciones tenía que ver con el turismo, ya que consideran que puede verse afecado de manera negativa por la situación actual de la citada carretera.

Durante la manifestación se registró un momento de tensión cuando a su llegada al ayuntamiento, uno de los organizadores intentó acceder al balcón del ayuntamiento para hacer una foto. La Policía Nacional se lo impidió y el manifestante fue finalmente identificado por los agentes por «alteración del orden público».

No todo fueron objeciones, el concejal de Devesa-El Saler, Sergi Campillo, defendió estas obras ante la siniestralidad (226 accidentes en 5 años) y la mortandad de animales (la segunda con más mortalidad de vertebrados) en esta carretera. Campillo mostró su respeto al derecho de manifestación pero defendió que las medidas adoptadas como reducir la velocidad de 80 a 60 kilómetros por hora, «que solo retrasa unos minutos» el trayecto, «cumplen los parámetros para asegurar la movilidad, el respeto al medio ambiente y la seguridad en la carretera».

El Perellonet pide un túnel

Por su parte, la concejala de Pueblos, Consol Castillo, aseguró que están «abiertos a las propuestas de los vecinos», a los que trasladó un mensaje de tranquilidad porque solo trabajan «por su seguridad y la pacificación del tráfico» y no para «restringirles circular ni provocar inconvenientes».

Por otro lado, el presidente de la asociación de vecinos de El Perellonet, Luis Zorrilla, reclamó la reversión de las obras porque «si algo funcionaba, no debe cambiarse» y explicó que según informes de la conselleria, la carretera «no se sufre tantos accidentes como cuentan». Zorrilla admitió la alta mortandad de animales, aunque apuntó que se puede solucionar con túneles, como se está haciendo en otras zonas. Para Zorrilla, la eliminación de badenes «no es suficiente» y deben «darse cuenta de que lo están haciendo mal» y revertir las obras.