Las fallas llegan hoy a su cénit pero también a su punto y final. Las llamas consumirán los monumentos diseñados durante todo el año y pondrán fin a una edición que en este 2017 cuenta con el calificativo de «histórica» por ser la primera tras la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad para la Unesco. Después de días de celebraciones, los monumentos comenzarán a arder a partir de las 21:15 horas en la comarca, con aproximadamente un centenar de fallas grandes y sus respectivas infantiles. La emotividad de ver arder el monumento que simboliza la ilusión anual se unirá al trabajo de decenas de bomberos y otros muchos voluntarios que velarán para evitar cualquier tipo de incidente. La Ribera cuenta con varios puntos de riesgo que han sido analizados por los diferentes parques de bomberos existentes en Alzira y Cullera, desde donde se han diseñado los planes de actuación que se desarrollarán hasta bien entrada la madrugada.

En el caso de Alzira se actuará sobre más de sesenta fallas. Los bomberos no cuentan con suficientes efectivos y por lo tanto se verán complementados por el trabajo de voluntarios de los cuerpos de Protección Civil o Adene (forestales) de varias localidades. De hecho, los años de experiencia han fructificado en cuerpos no profesionales muy preparados que han recibido durante meses formación teórica y práctica y que durante las fallas cuentan con material suficiente para hacer frente al control de monumentos considerados de bajo peligro. Los profesionales del parque de Alzira, bajo las órdenes del jefe Bernardo Mascarell, se encargarán de 36 monumentos en la capital de la Ribera, 12 en Carcaixent, 10 en Algemesí, 7 en Carlet y 1 en Benimodo. Su labor se verá complementada por la de los voluntarios. En total, más de setenta efectivos en la Ribera Alta. En Alzira hay contabilizadas seis fallas con riesgo alto y por ejemplo en los monumentos de la categoría Especial se actúa con tres cubas. En Cánovas del Castillo, en Carcaixent, con dos.

La ficha de evaluación de riesgo especifica las condiciones del entorno del monumento, materiales, tamaño, la distancia a fachadas y la proximidad de hidrantes. Información con la que los jefes de parque y los responsables del dispositivo especial han clasificado el riesgo de los monumentos en cinco niveles: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto. Desde el pasado año, el formato digital de las fichas se llena desde la Sección de Prevención del Consorcio Provincial en colaboración con los ayuntamientos. Esto ha permitido elaborar una base de datos con la que se han agilizado las tareas para poder prevenir con antelación el dispositivo.

Dos fallas abrirán en Alzira la «cremà» a las 21:15 horas para no esperar a altas horas de la noche. Así, Hernán Cortés y Ana Sanchis arderán las primeras y a partir de ahí, sobre todo de las 22 horas en adelante, irán prendiendo hasta llegar a las de categoría Especial, que serán víctimas de las llamas pasadas las doce de la noche.

Impacto turístico

Similar es la programación de la Ribera Baixa. Se actuará, según comenta el jefe del parque, Juan Carlos Acosta, sobre alrededor de una cuarentena de fallas grandes y sus respectivas infantiles, con el peso mayor en Cullera y Sueca, con más de una decena cada una. Se acudirá también (ya sean los bomberos o Protección Civil) a localidades como Fortaleny, Corbera, Favara o Llaurí.

Será a partir de las 23 horas cuando empezarán cuatro rutas simultáneas que se unirán pasada la medianoche para acudir a la «cremà» de La Taüt, Passeig o Sant Antoni de Cullera, monumentos grandes considerados de riesgo alto. En total habrá ocho rutas con más de una treintena de profesionales y una cantidad similar de voluntarios.

El Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia prevé movilizar un dispositivo especial de 138 vehículos y 440 efectivos para dar cobertura a los municipios de la provincia que cuentan con monumentos falleros. Además, tendrá el apoyo de los Bomberos Forestales de la Generalitat Valenciana de las tres provincias, Unidades de las Brigadas Forestales de Divalterra y del Sepei de Albacete.

Los efectivos de seguridad se han tenido que multiplicar este año por la mayor afluencia de público al coincidir las fallas con el fin de semana. Las calles eran ayer un hervidero de gente. Es pronto para evaluar el impacto que haya podido tener la declaración de la Unesco. Será en los próximos días cuando se sepa si aumenta o no el potencial turístico de una fiesta dirigida «a la humanidad»