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El puente de Albalat se queda a los cien años sin apenas funcionalidad

La estrechez del vial obliga a los autobuses a pasar muy justos y solo permite un sentido de circulación, provocando largas colas que llegan a bloquear la rotonda - La plataforma sufre el paso de 800 coches diarios

El puente de Albalat se queda a los cien años sin apenas funcionalidad

Albalat celebra este año el centenario de uno de los símbolos del municipio, el puente de hierro que cruza el Xúquer y sirve de puerta de acceso a la localidad. Su construcción en 1917 trajo prosperidad social y económica a un pueblo a cuyos vecinos y visitantes se les cobraba un peaje para cruzar el río en barca y poder acceder o salir de la urbe. No obstante, un siglo después la plataforma se ha vuelto poco funcional, pues su estrechez solo permite un sentido de circulación y que los autobuses pasen justos, y su longevidad impide el paso a vehículos de más de cinco toneladas de peso.

Uno de los principales problemas que causan las características de la infraestructura de hierro son las largas colas que se generan. «A diario pasan 800 coches por el puente y, como solo tiene anchura que para habilitar una dirección, los vehículos tienen que esperar en fila hasta que se ponga el semáforo en verde», indica el alcalde de Albalat, Felip Hernandis. De hecho, en ocasiones la hilera de turismos bloquea incluso la rotonda de acceso al municipio y, según comentó tiempo atrás el alcalde a Levante-EMV, «cuando llegan las fiestas del pueblo es un caos».

El puente es también la zona de acceso al pueblo para los autocares escolares que transportan a los alumnos del instituto de Albalat. «A diario pasan los autobuses por un puente que solo alcanza los 2,80 metros de anchura, con la peligrosidad que eso conlleva», comenta Hernandis. «Se trata de 118.000 estudiantes al año», asegura. Otro de los puntos débiles es la imposibilidad de que los vehículos industriales de gran tonelaje puedan acceder, limitándose el paso a los camiones de 5.000 kg.

Pese a los numerosos problemas que padecen los vecinos por las características del puente, este puede presumir de contar con una buena salud. «La Diputación realiza un correcto mantenimiento y no existe ningún peligro de desprendimiento», señala el alcalde. La plataforma recibió un buen lavado de cara en 1995, cuando tuvo que ser intervenido para sustituir su pila central de celosía metálica unida con cruces de San Andrés por una estructura de hormigón armado. Además, los dos tramos de 40,5 metros cada uno de estructura lo hacen un puente único entre los que posee la comarca.

Vial para ciclistas y peatones

El consistorio albalatero espera que con el proyecto de la ronda norte y el de la construcción del bautizado como puente de la comarca, el centenario viaducto pase a un segundo plano o incluso se cierre al tráfico. «La idea es que lo utilicen los viandantes y ciclistas o, como mucho, que sea una vía exclusiva de salida del municipio», explica Hernandis. En este aspecto, el jefe del ejecutivo local señala que una vez finalizados los proyectos se solicitará a la Diputación, propietaria del puente, que habilite una rampa de salida de la pasarela para viandantes en la parte contraria del puente, para hacerla más accesible. En este aspecto, Hernandis asegura que el puente ya cuenta con una en la parte que linda con el casco urbano.

Por el momento, los vecinos de Albalat tendrán que seguir utilizando el centenario puente al menos algunos años más, pues el proyecto de la ronda nord se encuentra en fase de actualización (tras adjudicarse este año después de 14 años de paralización) y el del puente comarcal se está en una etapa muy temprana de elaboración. No obstante, Hernandis quiere aprovechar la próxima visita que realizará a la Conselleria de Infraestructuras para actualizar el estado de la ronda norte y presentar el proyecto del nuevo puente trazado junto con la Diputación.

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