La familia de Vallés vivió en primera persona las atrocidades del franquismo, pues Francesc Núñez fue ejecutado en el paredón de Paterna el 18 de enero de 1940 a los 47 años. Núñez era una persona muy querida en l'Alcúdia y fue presidente del sindicato arrocero y miembro del Partido Radical Socialista y del Partido Unión Republicana. De hecho, durante la guerra protegió incluso a gente de derechas, y «pese a los testimonios de esta gente, así se lo pagaron», lamenta Vallés.
El presidente de la asociación explica que el sistema que utilizaba el bando nacional siempre era similar. «Las víctimas no tenían ninguna sospecha de poder ser condenadas por nada y estaban libres de penas». El procedimiento consistía en que se les buscaba con una denuncia y se les llevaban al retén de la policía, donde se les hacía un primer atestado y se les torturaba para posteriormente trasladarles a una prisión de la partida judicial, de ahí a Sant Miquel dels Reis y después a la Modelo. Quince días después, no obstante, eran condenados a muerte mediante juicios sumarísimos sin garantías fiables y se les fusilaba. De hecho, en algunos casos, detenidos con condenas menores que consistían solo con el encarcelamiento se cambiaban por las penas de presos con mejores contactos, enviando a los primeros al paredón. En estos casos, ni la intercesión de curas o de familias conservadoras sirvió para salvar la vida de sindicalistas y miembros de agrupaciones progresistas. El drama en la familia de Núñez fue aún mayor, pues la misma tarde del fusilamiento, la abuela envió a tres amigos al cementerio para que colocaran su cuerpo en un nicho, pero en 1953, cuando quisieron trasladar su cuerpo a l'Alcúdia, se dieron cuenta de que no era su tío. Demasiado sufrimiento.
