Una de las protagonistas del verano en la Ribera siempre es l'Assut de Antella, un paraje natural que desde hace aproximadamente una década se llena con miles de turistas llegados de todos los rincones del territorio valenciano e incluso de comunidades autónomas colindantes. Sin embargo, si sólo fuese así, podría considerarse incluso una buena noticia. El problema es que todos los años (y este también) la llegada de turistas desembarca en Antella junto a un incivismo que hace que, a media tarde, cuando ya los visitantes han tenido ocasión de almorzar, comer, merendar y beber al gusto, el paraje quede anegado con cientos de kilos de desechos de todo tipo, desde botes de refrescos hasta compresas, pañales o bolsas de basura fuera de los contenedores. Los vecinos de Antella han llegado a ver incluso como algún visitante defecaba en lugares públicos.
No obstante, no todos los turistas llegados al paraje de la Ribera son igual de incívicos y algunas familias (como la Pérez Cardona esta semana) organizan batidas para limpiar la zona con bolsas de basura propias y utilizando su tiempo de ocio. Sin embargo, parece trabajo de las administraciones. En primer lugar de la Confederación Hidrográfica del Júcar, (CHJ), cuyo silencio en los últimos años se ha leído como un preocupante desinterés sobre l'Assut. Tampoco respondieron en los últimos veranos (a llamadas de este periódico) cuando fallecieron varias personas y los vecinos reclamaron medidas adicionales para extremar la seguridad. La CHJ siempre ha alegado que está prohibido el baño en el paraje. En segunda instancia entra el Ayuntamiento de Antella, un consistorio con una importante deuda pública heredada de anteriores legislaturas y que se ve incapacitado para aumentar el personal municipal que se pueda encargar de l'Assut. Otros años, también por el mes de junio, la basura se acumuló de forma alarmante y el ayuntamiento por entonces comandado por la socialista Amparo Estarlich alegó que sólo el refuerzo del personal facilitado por el llamado «paro agrícola» podía hacer que se intensificaran los trabajo en l'Assut. En el mes de julio se notó el cambio en el paraje, que pasó a estar más controlado.
Sanciones administrativas
La familia protagonista de la limpieza de esta semana reclamó más carteles reclamando civismo a los visitantes pero más allá de la sensibilización, la solución irremediablemente debe pasar por la imposición de sanciones administrativas a los que contaminen el río y sus aledaños. En las zonas de nado, los vecinos que normalmente también limpian han encontrado botellas de vidrio rotas que han provocado cortes, así como botes de metal. Educación, responsabilidad e implicación. Tres claves necesarias para mantener viva l'Assut de Antella.
