Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Acarrear recuerdos

Con los carreteros, además de un oficio, desapareció una forma de vida El casino alcireño del gremio ha sido un foco de irradiación social y cultural

Algunos carros, como el de la imagen, tirados por animales llegaron a cargar 10.000 kilos de peso. archivo a. r.

El carreter fue durante siglos el alma de los caminos. Su oficio consistía en conducir las bestias que arrastraban el carro, bien para llevar mercancías de un lugar a otro, o bien para comerciar con los géneros que transportaba. Era como el camionero actual: el que garantiza el avituallamieno de las ciudades.

Al que le gustaba correr mundo y aventuras, el oficio de carreter le venía que ni pintado, aunque era duro, con frío o calor, con lluvia o nieve, andar transitando por caminos que distaban mucho de ser seguros y cómodos. Entonces el tiempo no tenía el valor que ahora le damos, y es de suponer que se tomase el viaje con calma, siempre que no llevase mercancías perecederas o tuviera que llegar a una feria en un día concreto.

Los carreters comenzaron a desaparecer cuando evolucionaron los medios de transporte. Las caballerías acabaron con la llegada de los vehículos a motor. Hoy las mercancías y los animales racionales (aunque a veces nos parezcan irracionales) se desplazan en coche, camión, ferrocarril, barco o en avión. Pero con el carreter, además de un oficio, desapareció toda una forma de vida.

Por eso, en esta crónica semanal, la 1.034, queremos ocuparnos con mucho cariño de la alcireña Sociedad Agrícola de Carreteros, que siempre hemos conocido en la calle Mosén Grau, sociedad de la que no puede concretarse su fundación, aunque queda fuera de toda duda que es más que centenaria.

Algunos de sus socios o presidentes,organizaban los concursos de tiro y arrastre, principalmente en las fiestas patronales. Algunos carros tirados por bestias, como muestra la imagen que acompañamos, portaban una carga de 10.000 kilos de peso.

Entre los carreters de Alzira recordamos al transportista Bernardo Rosell Ferrandis «Rovira», a Vicentico Gómez «el carreter», de la Placeta del Carbó y a muchos más que, ajenos o no al transporte comercial, poseían carro y caballerías para sus menesteres en el campo o para tranportar las naranjas desde los almacenes a la estación de ferrocarríl.

En el Casino dels Carreters, se celebraron interesantes conferencias. El 3 de marzo de 1954, Antonio Tormo García, director del Instituto Laboral Rey Don Jaime, habló allí sobre «La cultura, el tiempo y el cultivo». El 4 de marzo de 1955 tomaron la palabra Manuel Gual Camarena, profesor del Instituto Rey don Jaime, sobre «Valencia ante la unidad nacional» y Juan Blasco Ferrer, presidente de la Hermandad de Caballeros de la Virgen de la Murta, sobre «Espiritualidad de la geografía de Alzira». En 1956, el 7 de junio, el médico Manuel Just, charló sobre «La figura de Jaime I y su vinculación con la ciudad de Alzira». El 17 de diciembre de 1959, el mismo doctor disertó sobre «La personalidad del Jaime I».

Entre otros presidentes de la Sociedad Agrícola de Carreteros, encontramos a Salvador Mascarell Peris (1942); Salvador Iborra Pau (1945), Alfredo Peris Lacuesta (1954); Vicente Gimeno (1962), Salvador Pascual (1967) y Bernardo Villalba (1971).

Al llegar el siglo XX, el secretario del ayuntamiento, José Bolea, que pocos años después llegaría a ser alcalde, certificó el acuerdo de la Junta de Socorros, por el que se facultaba a la alcaldía para que se llevara a efecto el derribo de las murallas de puente de Sant Bernat (que ya había cambiado la denominación de San Agustín) para facilitar el tránsito por el mismo a los carros y caballerías.

Cuando José España Lliso ejerció de presidente de la Sociedad de Carreteros y Seguros Mútuos, solicitó al ayuntamiento que esparciera arena en los puentes de Sant Bernat i de Ferro, «como ha sido costumbre, pues la falta de la misma ocasiona caídas a las caballerías. Nos encontramos en plena temporada de la exportación de la naranja y, por tanto, el tránsito de carros y caballerías es mayor que el de costumbre».

En los primeros años de ejercer la Junta de Hermandades y Cofradias, los propios cofrades presididos por Alfredo Borrás Pascual, celebraban las reuniones en el Casino dels Carreters. Aquella junta estaba compuesta, entre otros, por Enrique Guillart, José Furnells, Andrés Collado, Bernardo Carrió y Rafael Pelufo.

Compartir el artículo

stats