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Los municipios aún deben 118 millones tras otro año de contención financiera

Llaurí se sitúa como el municipio con una mayor deuda por habitante y Cullera concentra más de la tercera parte

La situación financiera para los ayuntamientos de la Ribera ha mejorado ligeramente en el último año pero su margen de maniobra es muy estrecho. Al cierre de 2016, la deuda con los bancos es de algo más de 118 millones de euros, por lo que las políticas de ajustes han permitido reducir los 129 que se debían a la conclusión del ejercicio 2015. Según los datos de deuda viva de las Administraciones publicados por el Ministerio de Hacienda, Cullera es, en términos absolutos, el municipio que más dinero debe (30 millones), mientras que Llaurí el que registra un adeudo por habitante mayor (2.196 euros).

Alrededor de un 37 % del importe global pertenece a Cullera. El ayuntamiento que dirige Jordi Mayor ha reducido en cerca de dos millones su deuda entre 2015 y 2016. De hecho, suma dos ejercicios en los que salda sus cuentas con superávit y ha bajado un endeudamiento que llegó a situarse en el 180 % hasta dejarlo en el 97 %. Pese a todo, se encuentra con unas condiciones duras marcadas por un plan de ajuste que se prolongará hasta 2032 y Hacienda apenas deja margen de maniobra para que se realicen inversiones municipales, ya que para Montoro pagar la deuda es la mayor prioridad.

Otro caso significativo es el de Llaurí ya que si, en términos absolutos, la deuda de Cullera es la más abultada, el ayuntamiento que encabeza Anna González es el que concentra una mayor cantidad por habitante. La cifra ha aumentado entre 2015 y 2016 en una cantidad cercana al medio millón de euros, lo que implica una deuda per cápita de algo más de dos mil euros. González explicó que este incremento se debe a un nuevo préstamo para poder hacer frente a una serie de sentencias judiciales, «no obstante, los pagos se realizan al día», aseguró.

La Pobla Llarga es uno de esos municipios en los que la situación económica es complicada. Aunque ha reducido su deuda, ésta supone prácticamente el doble de su presupuesto. La alcaldesa, Neus Garrigues, recordó las complicaciones que heredó hace dos años: «Sabíamos que la situación era complicada, pero nos encontramos muchas sentencias y pagos en el cajón; vamos a pagar nuestra deuda, pero necesitamos que Hacienda sea más flexible o nos llevará a la ruina».

Aunque no todos los ayuntamientos tienen deudas. Hay casos como el de Càrcer, que saldó las suyas al cerrar el ejercicio 2016 o el de Carlet, que en los últimos años ha tenido siempre un cero en dicho apartado. Tanto Pepe Botella como Maria Josep Ortega señalaron que sus ayuntamientos han apostado por «unas gestiones más eficientes». La propia Ortega lo expresó de manera clara y concisa: «No hay una receta mágica, simplemente gastar menos de lo que crees que vas a ingresar y no trasladar al futuro los desembolsos que puedas pagar en el presente; y aún así, los ayuntamientos que estamos saneados tenemos complicada la inversión por culpa de Montoro».

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