Antella retrocedió ayer diferentes siglos en la historia para recuperar la «Maerà», una actividad que durante más de 800 años se ha llevado a cabo en los principales ríos valencianos y que rememora el oficio de los gancheros y el transporte fluvial de troncos de madera. Los miembros de la Associació Cultural Maeros del Xúquer (ACMX) se enfundaron desde muy temprano el mono de trabajo para transportar hasta el azud de Antella cinco toneladas de madera de pino repartidas en poco más de medio centenar de piezas, en un acto que sirvió también para reivindicar la declaración de esta práctica ancestral como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco. ritual desde cerca del azud de Carcaixent, donde nace la acequia Escalona, acompañados por dos barcos guía. Haciendo gala de su dominio, los participantes transportaron y acompañaron mediante el sistema de flotación de piezas sueltas los 60 troncos por un recorrido fluvial de unos 2 kilómetros en el Xúquer, utilizando para ello la ayuda de largas varas de madera provistas del característico gancho. Su destino no fue otro que Antella, donde nace la Acequia Real del Júcar que ordenó construir Jaume I con la indicación expresa de dejar una compuerta que permitiese el paso de los troncos procedentes de la serranía de Cuenca hasta el mar Mediterráneo. Allí, una veintena de caballistas voluntarios esperaban para proceder con la extracción de los troncos ayudados de la fuerza animal. «Ha salido todo muy bien, sin ningún incidente», indicó el presidente de la asociación, Leo Part. «Se trata de una práctica que conlleva mucho riesgo, por eso se debe proceder con mucho cuidado», alertó el directivo. Sobre las 15 horas, los participantes finalizaban su comido ante la atenta mirada de varios centenares de vecinos y espectadores que no se quisieron perder la ceremonia.

Mejoras en la conducción

La ACMX condujo una cantidad de troncos muy similar a la del año pasado, aunque los asociación han ido mejorando técnicamente desde que se hicieran cargo de la segunda edición en 2013 y las posteriores, pues la primera se desarrolló gracias a la colaboración de los Gancheros de Priego (Cuenca). «Hemos perfeccionado mucho las técnicas de conducción y hemos aumentado el número de gancheros», explicó Part. En realidad, la sociedad antellense está formada por una veintena de socios y todos ellos participaron en las labores que acarreaba la organización.

La asociación antellense ya trabaja con ideas de cara a organizar la próxima edición, para la cual solicita ayuda a las administraciones públicas, pues con la subvención municipal y los ingresos que genera la asociación apenas se cubre «una práctica que es nuestra y que merece su reconocimiento».