La llegada del festival Medusa a Cullera y sus miles de seguidores acampados en la zona del Manhattan ha producido también malestar. Algunos agricultores y propietarios de parcelas de la zona han protestado formalmente ante los organizadores y el ayuntamiento al considerar que se ha ocupado sus tierras sin permiso y que además se les prohibe, durante la celebración del festival, transitar por caminos que les llevan a sus campos. Algunos labradores, incluso, establecieron en las últimas semanas vallas para proteger sus propiedades, que fueron arrancadas para el montaje de las diferentes zonas de acampada, escenarios y parking del festival de música.

El «modus operandi» de los organizadores ha pasado por ponerse en contacto con los propietarios de las parcelas y ofrecerles el pago de la contribución rústica hasta 2020. Sin embargo, algunos agricultores no están dispuestos a ceder sus tierras y protestan porque no han tenido opción, ya que han sido ocupadas, limitadas y convertidas en exclusivas. «Han ocupado una zona que no es suya con el consentimiento del ayuntamiento, que tampoco puede autorizarlo porque son propiedades privadas. Allí están ganando una pasta importante y los agricultores y propietarios no podemos hacer uso libre de nuestras parcelas», denunció un propietario que prefiere mantenerse en el anonimato. Algunos de ellos tienen intención de formalizar quejas esta semana, pero denuncian que la situación se reproduce todos los años, sin que se dé una solución.

«El equipo de gobierno es conocedor de las irregularidades que allí se cometen pero no hacen nada. El año pasado aún dejaron un trozo por ocupar pero este año ya se han extendido por toda la zona», argumenta el agricultor. El Medusa acoge estos días a más de 13.000 personas en su zona de cámping. «Esto del festival se ha ido de madre. Han llegado a acuerdos de cesión de terrenos con algunos agricultores, pero no con todos. Y no está claro porque algunos no queremos dinero, queremos saber que nuestros terrenos son nuestros. Están situados en zona inundable, además. Después si pasa algo, se asustan. Si se permite el festival, tiene que ser con todo en regla, no a las bravas», argumenta el propietario. El Ayuntamiento de Cullera y los organizadores dijeron ayer no tener constancia de quejas.