El Ayuntamiento de Cullera ha reactivado ya el plan para la eliminación de las barreras arquitectónicas en la ciudad. El proyecto, iniciado el año 2016, sigue en su objetivo de transformar la ciudad en un espacio donde las personas con movilidad reducida puedan desplazarse de manera autónoma.

La medida más importante llevada a cabo es la habilitación de pasos rebajados en las aceras con instalaciones de bordillo final a cota cero. Este tipo de bordillo es esencial para que las personas usuarias de silla de ruedas puedan circular de manera cómoda y sin ningún tipo de problema.

También se trabaja en la instalación de puntos de apoyo en calles con pendientes elevadas o con escaleras, amén de la disposición de barandillas de protección. Esta medida afecta sobre todo a las calles que están más pegadas a la montaña. A veces, la enorme inclinación de algunas vías hace que resulte imposible encontrar una solución 100 % satisfactoria en términos de accesibilidad.

Hasta el momento el ayuntamiento ribereño ha intervenido en decenas de calles, dando prioridad a los puntos negros determinados por los técnicos municipales. Sin ir más lejos, el núcleo urbano ya está lleno de zonas que se han adaptado para facilitar el tránsito de ancianos y personas que necesitan cualquier tipo de apoyo para desplazarse.