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Roban casi 20.000 kilos de naranja a dos agricultores de Alberic y Tous

El buen precio del inicio de campaña provoca una sucesión de hurtos Los agricultores reclaman más vigilancia y apoyo de las instituciones

Roban casi 20.000 kilos de naranja a dos agricultores de Alberic y Tous

El problema de los robos en el campo, lejos de mejorar, parece cronificarse e incluso ir a peor. Al menos, así se desprende del inicio de la actual campaña de cítricos en la que varios agricultores han padecido ya la mano de los delincuentes. El aumento de los precios, equiparado al de otros años de bonanza, ha propiciado que los campos estén en el punto de mira de las bandas organizadas. El primer capítulo documentado ocurrió en Alberic la pasada semana, donde a un vecino le sustrajeron más de 1.200 kilos de caquis. Era el preludio de una oleada que se ha extendido en los últimos días. Una historia que ha vuelto a repetirse y con mayor fuerza.

En el caso de Luis Rubio, otro residente en Alberic, ha perdido toda su cosecha de Okitsu. Quinientas arrobas de naranjas (6.390 kilos) valoradas en 1.300 euros. Todo un año de trabajo que ha terminado resultando en vano. De la noche a la mañana, el sudor y el esfuerzo del agricultor castigados por una de las infracciones más repetidas en la huerta valenciana. «En los últimos días no he podido dormir por la impotencia. Al principio no lo creía, pero cuando llamé al comercio que me las había comprado y me dijeron que no habían sido ellos, me entró mucha rabia», aseguró el afectado.

Lo mismo le ha ocurrido a Enrique García, habitante de Tous, en la partida Casa Soriano de Alzira. Al labrador le han quitado 13.000 kilos de Okitsu, valoradas en 3.360 euros, que ya tenía vendidas a un gran comercio. Cinco hanegadas de terreno arrasadas y recolectadas de manera profesional. Precisamente, este hecho llevó a García a sospechar de que alguna empresa o cuadrilla podía haberse equivocado de parcela a la hora de recoger la fruta, pero su «investigación» ha concluido sin éxito tras haber visitado varias cooperativas y preguntado a todos los propietarios que lindan con su campo. «Es una gran injusticia. La sensación que te entra de ver que se lo han llevado todo y no puedes hacer nada más que resignarte, no se puede explicar. Lo peor es que parece que no hay remedio posible y siempre lo acabamos pagando los agricultores. Para más inri, el seguro tampoco se hace cargo de los robos. Lo malo es que nos gusta mucho la tierra como para abandonarla», sentenció Enrique García.

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